MADRID.- AENA ha conseguido reducir a la mitad sus pérdidas en 2010, hasta los 157,11 millones de euros, según las cuentas publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) (PDF), frente a los 352,90 millones de pérdidas del año 2009. Para lograrlo, la compañía ha realizado un ajuste considerable en la partida de gastos de personal y ha conseguido ingresos superiores a los del ejercicio 2009 gracias al aumento de pasajeros en los aeropuertos que gestiona.
Así, según las cuentas de la empresa pública, AENA ingresó 2.951,09 millones de euros en 2010, un 2,9% más que en el ejercicio precedente. Asimismo, los gastos de personal han ascendido a 1.842,08 millones de euros, frente a los 2.000,44 millones de 2009. Es decir, AENA ha ahorrado 158,36 millones en sueldos y seguridad social en un año.
En la reducción de los gastos de personal puede haber influido el cambio del marco laboral del colectivo de controladores aéreos, tras la ley que modificaba sus condiciones laborales y los posteriores reales decretos que la desarrollaban. En cualquier caso, esta reducción de costes y el leve aumento de los ingresos han llevado a AENA a conseguir un resultado de explotación (antes de intereses, amortizaciones e impuestos) de 18,05 millones de euros positivos, frente a las pérdidas de 244,59 millones del ejercicio precedente.
Lo que finalmente lleva a AENA a los números rojos son los intereses que debe pagar por su abultada deuda (13.071,59 millones de euros a 31 de diciembre de 2010). En total, el pasado ejercicio, AENA abonó 291,97 millones de euros en concepto de amortización de su deuda, un 1,3% más que en el ejercicio precedente.
La deuda total de AENA se sitúa en 13.071,59 millones, 812,2 millones de euros más que en el ejercicio precedente. En 2011, la empresa pública tiene que hacer frente a pagos por valor de 437,95 millones para devolver sus préstamos. En 2012, las amortizaciones de sus créditos ascenderán a 661,10 millones y en 2013, a 802,49 millones.
AENA y los aeropuertos de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat se encuentran en pleno proceso de privatización, aunque la misma ha sido retrasada. Esta privatización tiene como objetivo fundamental conseguir la rentabilidad de la compañía pública, cuya abultada deuda se debe a las infraestructuras que ha acometido en los últimos años. Muchas de estas construcciones han sido en aeropuertos de escaso tráfico y utilidad, lo que ha sido muy criticado.
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