La capilla de Ávila donde se creó Santa Teresa de Jesús

Ávila celebra el quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Una pintura oculta y un menú son dos piezas que pueden dar un giro al turismo cultural de la capital.
Claustro del Monasterio de Santo Tomás de Ávila | Foto: David Fernández
Claustro del Monasterio de Santo Tomás de Ávila | Foto: David Fernández
Claustro del Monasterio de Santo Tomás de Ávila | Foto: David Fernández
Claustro del Monasterio de Santo Tomás de Ávila | Foto: David Fernández

ÁVILA.- Es curioso que un plástico azul sugiera el secreto que se guarda tras la capilla del Cristo de la Agonía, en el Monasterio de Santo Tomás. Desde el 26 de marzo, los visitantes podrán contemplar el adamascado azul original de la pared, junto con diversas cenefas en la parte inferior de la capilla y una inscripción en la que se indica que, en este lugar, Santa Teresa de Jesús tuvo una de sus visiones. En ese éxtasis, San José y la Virgen María imponían a Teresa un manto inmaculado, que venía a significar su pureza de pecado, y un collar con una cruz. Gracias a la misma, Santa Teresa decidió fundar el convento de San José.

Juan José Blanco, coordinador del monasterio abulense de Santo Tomás, comenta que estas pinturas se han descubierto tras la restauración de la capilla y que han sido una sorpresa inesperada, puesto que se encontraban tras el retablo en que quedaba incrustada la talla del Cristo. Desde noviembre de 2014 se ha restaurado la capilla en la que oraba y se confesaba Santa Teresa, una actividad financiada por la propia congregación dominica que posee el templo. Según Blanco, las pinturas pudieron ser realizadas por un monje del monasterio con la idea de realzar la imagen del Cristo y señalar el lugar en el que tuvo lugar la visión de la religiosa. Más allá del misticismo, Santo Tomás y este nuevo descubrimiento sirven para poner en valor el patrimonio histórico que salpica cada uno de los rincones de España y para el que ningún gobierno estatal, autonómico o local ha sabido (o querido) articular una estrategia de conservación y promoción.

Un secreto poco frecuentado

El templo religioso más conocido de Ávila es su catedral gótica. Sin embargo, al sur de la ciudad amurallada, el Monasterio de Santo Tomás guarda una interesante e intensa historia y es un punto poco visitado por los turistas. Un gran error, a la vista de la majestuosidad del templo dominico, que conserva elementos originales del siglo XV. Adosado al monasterio y la iglesia se encuentra el palacio que los Reyes Católicos usaban durante sus estancias en la histórica ciudad castellanoleonesa.

El interior de la iglesia es una curiosidad, puesto que el altar y el retablo se encuentran elevados en un piso superior y no al mismo nivel que la zona en la que se sientan los fieles. Además, bajo el altar se halla el mausoleo y la tumba del Infante Don Juan, hijo de los Reyes Católicos, llamado a heredar los reinos de Castilla y Aragón, y que murió a los 19 años.

Capilla del Cristo de la Agonía restaurada y con el adamascado azul en la pared | Foto: Beatriz de Lucas para Viajesdeprimera.com
Capilla del Cristo de la Agonía restaurada y con el adamascado azul en la pared | Foto: Beatriz de Lucas para Viajesdeprimera.com

Blanco explica que la inauguración de la capilla restaurada se realizará coincidiendo con la celebración del 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa, el 28 de marzo, evento que está llevando miles de turistas a Ávila y que las autoridades civiles y religiosas quieren aprovechar para crear un producto turístico de largo recorrido, que no se acabe con la celebración del centenario.

Teresa de Jesús cocina para el viajero

En esta línea del año teresiano, el Parador Raimundo de Borgoña de Ávila también ha puesto en marcha una iniciativa gastronómica: el menú Teresa entre pucheros. José Menguiano, director del establecimiento, detalla a este medio que con el mismo se quiere resaltar la cocina sencilla, basada en los alimentos que Santa Teresa pudo consumir en su tiempo. Otro de los objetivos de este menú es ampliar el público de este Parador, llegando a un perfil más joven. No es difícil que lo consiga, ya que la propuesta gastronómica tiene un precio de 29 euros y se compone de platos tan contundentes y bien elaborados como patatas revolconas, lomos de sardina en escabeche, judías blancas con bacalao, taco de Avileña Negra-Ibérica fileteado y, de postre, natillas carmelitanas.

Patatas revolconas y sardinas en escabeche del menú "Teresa entre pucheros", elaborado por el Parador de Ávila | Foto: David Fernández
Patatas revolconas y sardinas en escabeche del menú “Teresa entre pucheros”, elaborado por el Parador de Ávila | Foto: David Fernández

La oferta culinaria de este Parador, situado en un palacio del siglo XVI, y la restauración de la capilla en la que Santa Teresa oraba y se confesaba son piezas de un puzzle mayor, cuyo sentido es conmemorar los 500 años del nacimiento de la primera doctora de la Iglesia católica. Pero también es una oportunidad para que Ávila cree un producto de turismo cultural con un recorrido más amplio en el tiempo y aprovechable durante todo el año.

Para empezar, el quinto centenario de Santa Teresa situará a Ávila en el mapa mental de ciertos turistas, sobre todo los culturales y religiosos. La provincia debería aprovechar este impulso, y el de la exposición de las Edades del Hombre, para dar a conocer otras zonas de la región, su rica gastronomía y su patrimonio natural, con la Sierra de Gredos como protagonista.

Cambio de mentalidad en Ávila

Los guías de turismo de Ávila temen que el quinto centenario y las Edades del Hombre supongan un aluvión de turistas para la capital y la región, pero que, pasados estos eventos, las visitas no se mantengan en el tiempo. Es tarea de la administración pública conseguir un producto turístico permanente, ya que los monasterios y las infraestructuras seguirán ahí una vez que pasen las fechas señaladas.

En este sentido, es muy interesante la iniciativa “Huellas de Teresa de Jesús”, una especie de Camino de Santiago que permite recorrer los lugares que ver en Ávila en los que la religiosa alumbró sus conventos carmelitanos. Ávila, Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas de Segura, Sevilla, Caravaca de la Cruz, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria, Granada y Burgos, 17 ciudades hermanadas por un camino y que permiten crear una ruta turística muy apetecible por su patrimonio arquitectónico y literario.

Pero las empresas privadas también deben implicarse en este cambio de mentalidad para tratar con un turista diferente. El problema de ciudades como Ávila es la proximidad a núcleos mayores, como Madrid. Esto hace que los turistas pasen el día en Ávila, pero que pernocten poco en la misma y vuelvan a la capital de España. Como resultado, los establecimientos gastronómicos aprovechan para realizar negocio, pero los hoteleros ven muy limitada su actividad. La solución a este panorama vuelve a pasar por lo apuntado más arriba: la creación de una ruta turística que implique pasar varios días en la capital abulense e incluso que recorra localidades cercanas y que use Ávila como punto de pernoctación.

Además, comercios, restaurantes, bares y pubs deben prepararse para acoger a un tipo de turista diferente. En primer lugar, con una oferta de ocio que vaya más allá de la restauración y, en segundo lugar, modificando sus horarios, sobre todo al medio día, cuando muchas tiendas cierran de dos a cinco, y por la noche.

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