La aportación de Nelson Mandela al turismo de Sudáfrica

Mandela ha muerto, pero su legado quedará para la historia y las generaciones venideras. ¿Qué aportó al turismo de Sudáfrica? El cambio de imagen del país, lento pero seguro, es uno de sus logros. A pesar de ello, la desigualdad sigue reinando en Sudáfrica.
Nelson Mandela, expresidente de Sudáfrica, se despide
Nelson Mandela, expresidente de Sudáfrica, se despide

MADRID.- El expresidente sudafricano Nelson Mandela (1918-2013) murió el pasado 5 de diciembre. Premio Nóbel de la Paz por acabar con el apartheid , que primaba los derechos de la minoría blanca colonizadora del país sobre los de las personas de piel negra, descendientes de los habitantes originales. Este régimen racista, que llegó a legalizarse y a convertirse en forma de estado, había abocado a la mayoría negra a la subsistencia en la miseria. Madela, que en su juventud abrazó las armas para defender sus ideales, fue capaz de darse cuenta de que la violencia y el rencor no llevarían a Sudáfrica a la posición mundial, y dentro del continente africano, que le correspondía. La reonciliación y su capacidad para unir a las viejas fuerzas afrikaner (los blancos racistas creadores del apartheid) con las demandas del pueblo negro fueron las claves para crear una Sudáfrica en paz y conseguir que el país iniciase su imparable crecimiento.

Pero, ¿qué ha aportado Mandela al turismo sudafricano? Más allá de cosas concretas para el sector turístico del país africano, Mandela supo jugar con los símbolos y las pasiones. Su primer gran logro en imagen fue mostrar a buena parte del mundo que el país podía cambiar y unirse para dejar atrás su pasado. Fue en la final de la copa del mundo de rugby en 1995, cuando el equipo sudafricano, de mayoría blanca, ganó a Nueva Zelanda por un resultado muy ajustado. En una demostración de lo que puede suponer el deporte para unir bajo una misma concepción de país a diversas corrientes, la victoria en el campeonato del mundo sirvió para lanzar la idea de que todos los sudafricanos podían arrimar el hombro para construir el nuevo estado democrático.

Antes, en 1993, Mandela, junto con el presidente sudafricano Frederik de Klerk, recibió el premio Nóbel de la Paz, lo que también dio a Sudáfrica visibilidad en el mundo, más allá de las noticias cotidianas que venían contando los enfrentamientos entre blancos y negros en las calles de las principales ciudades para hacerse con el poder de la república. Mandela y de Klerk acordaron formar un gobierno de transición y convocar elecciones presidenciales para 1994, que finalmente ganaría Mandela.

Según los datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Sudáfrica recibió 4,49 millones de pasajeros en 1995, cifra que ha llegado a los 8,34 millones de turistas en 2011, último dato disponible. Es decir, en dieciséis años, el número de turistas internacionales que han llegado al país se ha doblado. No son datos espectaculares, pero también hay que tener en cuenta que hasta hace muy poco Sudáfrica ha carecido de una promoción del destino como tal en el mercado europeo, uno de los más potentes en la emisión de turistas. La organización del Mundial de Fútbol en 2010 fue otro espaldarazo para la imagen turística del mismo y, entre los meses de junio y julio, llegaron al mismo cerca de 300.000 turistas, según datos de la Oficina de Turismo de Sudáfrica.

Desde el punto de vista económico, el legado de Mandela perdura en el tiempo, aunque es cierto que aún persiste una elevada desigualdad en Sudáfrica. Las élites blancas que en el régimen del apartheid eran muy ricas siguen siéndolo. Por su lado, los negros han mejorado, pero no al mismo nivel que blancos y asiáticos. La sociedad sudafricana ha asumido la slibertades políticas y civiles, pero aún le queda un largo camino hasta llegar a la igualdad económica de los diferentes grupos raciales que componen Sudáfrica. Según los datos que ofrece la publicación The Economist, al finalizar el apartheid en 1994, el ingreso medio de un blanco en Sudáfrica era de unos 50.000 rands anuales, mientras que un negro podía llegar a los 5.000 rands. Hoy, el ingreso medio de un blanco llega a los 80.000 rands, mientras que el de un negro sólo ha subido hasta los 10.000 rands anuales. Ello da idea de la desigualdad que aún impera en el país. Quien sí ha sabido mejorar su situación ha sido la población asiática, que ha pasado de los 20.000 rands anuales por persona en 1994 a los 58.000 rands anuales.

Por último, la vida de Mandela, y sobre todo su época en prisión, sirven de reclamo para algunas agencias de viajes que organizan paquetes en torno a sus vicisitudes vitales. Un producto, el “Mandela Tour”, permite recorrer parte de Sudáfrica tras los pasos de Mandela. Soweto, Robben Island o la tierra de la tribu Khosa, a la que pertenecía Mandela, son algunas de las paradas en este viaje. Además, el Gobierno sudafricano licitó la ampliación del aeropuerto de Mthata hace unos años, en la región de Cabo Oriental, provincia en la que será enterrado Nelson Mandela, y que puede convertirse en un centro de peregrinaje tras su fallecimiento.

1 comentario
  1. Las visitas que tienen que ver con Nelson Mandela (Soweto, Robben Island, etc) son interesantes porque hacen las veces de ventanas abiertas al pasado más reciente y controvertido de un país lleno de contradicciones… Aunque no más que muchos otros, por no decir todos. Al final, además de la voluntad de quien hizo, está la de quienes utilizan su memoria y los lugares físicos en los que vivió y luchó (y ahora, murió) para no convertirlos en un circo si no en una herramienta útil para Sudáfrica y el resto del mundo. Porque sus gestos y su valoración del deporte y de la música, por ejemplo, abrieron el camino pero depende de los ciudadanos de a pie, como siempre, el seguir transitando por él o abandonarlo.

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