Glenfiddich presenta la ruta de Charles Gordon

Una combinación perfecta entre lujo, exclusividad y aventura. Una ruta creada especialmente por la agencia NUBA para aquellos que quieran sentirse un poco “exploradores” de este siglo y al mismo tiempo disfrutar a lo grande de un viaje de en sueño. Una experiencia para disfrutar de la mano de Glenfiddich al otro lado del mundo.

Una combinación perfecta entre lujo, exclusividad y aventura. Una ruta creada especialmente por la agencia NUBA para aquellos que quieran sentirse un poco “exploradores” de este siglo y al mismo tiempo disfrutar a lo grande de un viaje de en sueño. Una experiencia para disfrutar de la mano de Glenfiddich al otro lado del mundo.

Siguiendo los pasos de Charles Gordon, la primera persona que exportó whisky de malta a nivel internacional, a principios del siglo XX, se nos ofrece un viaje de características singulares y de lo más original que pudiéramos imaginar.
Al parecer, este pionero escocés, se hizo con una caja de Glenfiddich y un cuaderno de bolsillo y se fue por el mundo con la intención de dar a conocer el fabuloso whisky que tanto le gustaba. Los primeros destinos fueron cercanos, quizá, pero poco a poco se fue abriendo camino hasta rincones inhóspitos y desconocidos como Nueva Zelanda, por ejemplo.
Pues bien, un siglo después, el espíritu pionero y aventurero de Gordon sigue latente en todos aquellos que buscan lo desconocido, en todos aquellos que gustan de disfrutar de los placeres y de los mejores platos, siempre acompañados de este peculiar brebaje escocés, el whisky de malta más premiado y vendido del mundo. Por ese motivo, la agencia NUBA ha diseñado una ruta, extravagante y exótica que permite a los buscadores de nuevas sensaciones, sentirse como verdaderos exploradores de otro siglo, en un territorio que, si bien no carece de ninguna comodidad, sí permanece ciertamente virgen.
Auckland, Rotorua, Queenstown, Karaikura o Christchurch son algunos de los puntos que incluye esta ruta, deportes de riesgo, paisajes de película, volcanes extintos, cetáceos en libertad, flora y fauna absolutamente desconocida, cuentos, leyendas… e incluso pájaros que no vuelan y que se llaman como la fruta, kiwi. Todo esto envuelto en un halo de misterio, lujo y exclusividad. Es probablemente un viaje para hacer una vez en la vida, pero para disfrutar cientos de veces con las fotos y una copa de Glenfiddich en la mano.

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