El precio del billete de tren ha subido un 33% entre 2008 y 2014

Los billetes de Renfe se encarecerán un 1,85% a partir del 1 de enero de 2015. En los últimos seis años, los precios se han situado en la media europea, pero con salarios medios más bajos en España.
Tren de Media Distancia de Renfe
Tren de Media Distancia de Renfe
Tren de Media Distancia de Renfe
Tren de Media Distancia de Renfe

El precio de los billetes de Renfe para viajar en tren sube una media del 1,85% a partir del 1 de enero de 2015. A pesar de que los salarios en España han descendido o se han estancado, el Gobierno continúa una política que se ha repetido en los años de crisis con los transportes públicos: el incremento de las tarifas (excepto en Cataluña, que las fija la Generalitat). En el caso de los trenes de la empresa pública de ferrocarriles, el aumento de los precios afectará a los billetes de Cercanías (trenes que enlazan núcleos urbanos), Media Distancia (trenes regionales) y Feve (ferrocarriles de vía estrecha en el Norte de España).

Desde que se inició la crisis económica en 2008, el precio de los billetes de tren ha crecido un 33,8% acumulado desde 2008 hasta el año pasado. En 2014, los precios de Renfe crecieron un 1,9%; en 2013, un 3%; en 2012, un 10,9%; y entre 2007 y 2011 el aumento medio fue de un 4,5%, en función del tipo de tren. En el caso de Renfe, los servicios de Cercanías, Media Distancia y Feve son obligaciones públicas de servicio, es decir, servicios que la operadora ferroviaria presta en nombre del Estado y por los que percibe una compensación económica. Entre enero y octubre, los servicios de Cercanías y Media Distancia han transportado 449,45 millones de personas, un 0,2% más que en el mismo periodo del año 2013.

Según el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2015, Renfe recibirá 501,45 millones de euros para sufragar estas obligaciones recogidas en un contrato que firma la empresa pública con el Estado. A pesar de este montante, la cantidad no cubre todos los gastos del servicio de ferrocarril y la parte restante se cubre con las tarifas que se cobran a los clientes. La cantidad destinada en 2015 es un 10,4% superior a la de 2014. Con el número de viajeros prácticamente invariable en lo que va de año y una mayor contribución a estos servicios vía impuestos, el Gobierno ha decidido incrementar sus precios.

La política que se sigue en los precios de los transportes públicos hace dudar a varias asociaciones sobre la finalidad de las campañas que invitan a usarlo frente al transporte privado. El Metro de Madrid y los autobuses urbanos e interurbanos tendrán sus tarifas congeladas durante 2015. Pero es que el Gobierno de la Comunidad de Madrid incrementó el precio de los billetes dos veces durante el año 2012: primero en mayo, con una subida del 11% y, después, en septiembre, con un incremento del 2% debido al aumento del IVA que se aplicaba a los mismos, que pasó del 8% al 10%. En 2013, el Consorcio de Transportes, que es la entidad que depende del gobierno regional para fijar las tarifas del transporte dentro de la comunidad, subió una media del 4,6% el precio de los abonos mensuales, los que usan el 67% de los clientes. Por no hablar del nuevo sistema tarifario del Metro, en el que si se viaja por menos de cinco estaciones, el billete cuesta 1,50 euros, mientras que si se superan las cinco paradas, el coste del título de viaje es de 2 euros. Junto a los suplementos que se deben abonar para llegar hasta el aeropuerto.

El precio del transporte público en España está en línea con el de la mayoría de países europeos. Lo que no se encuentra a la par son los salarios. En España, la nómina media es de 26.027 euros, según las cifras del portal Datosmacro.com. En Francia, el salario medio es de 36.980 euros (en París, un billete cuesta 1,70 euros, según el portal Goeuro.es); en Alemania, de 45.170 euros (en Berlín, un billete tiene un precio de 2,60 euros); en Reino Unido, de 41.858 euros (en Londres, un billete cuesta 5,95 euros); y en Italia, de 29.704 euros (en Roma, un billete cuesta 1 euro). La cuestión del transporte público es política y depende de cada Gobierno y de la riqueza de cada país. Con una mayor recaudación, se pueden destinar mayores fondos a cubrir el funcionamiento de los transportes públicos y fijar unas tarifas más bajas. La determinación de los lugares a los que deba llegar este transporte también es importante para calcular sus costes y facilitar la movilidad de los ciudadanos.

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