El incipiente ligue entre turismo y artesanía

¿Pueden maridar turismo y artesanía? Deberían, ya que la elaboración de productos artesanos puede servir como excusa para introducir al turista en la cultura y tradiciones de una región, a la vez que se dota de riqueza económica a la misma.
Isidoro Granados hijo en Cerámicas Granados, Lucena | Foto: David Fernández
Isidoro Granados hijo en Cerámicas Granados, Lucena | Foto: David Fernández
Isidoro Granados hijo en Cerámicas Granados, Lucena | Foto: David Fernández
Isidoro Granados hijo en Cerámicas Granados, Lucena | Foto: David Fernández

LUCENA (Córdoba).- Isidoro Granados hijo se sienta al torno y, en cuestión de pocos minutos, obra el milagro de convertir un trozo de barro en una figura, eso sí, inanimada. La familia Granados viene realizando cerámica lucense desde hace 240 años, según el patriarca del clan, que habla con este medio en un aparte del viaje realizado por la ruta Caminos de Pasión, que cubre ocho municipios de Andalucía ligados por la tradición y la historia. La fábrica Granados realiza sus piezas de cerámica de forma artesanal, cociendo la arcilla moldeada a 1.030 grados y aplicando colores y pinturas a mano. Es una fábrica familiar que ha notado el impacto de la crisis, ya que ha descendido el consumo y los precios han disminuido debido a las piezas que se importan del exterior. Por eso, el turismo es una de las patas fundamentales, junto con la exportación, para conseguir que el negocio siga funcionando.

No existe un estudio de referencia en España que relacione la importancia del turismo para la artesanía. Y, sin embargo, la actividad turística puede servir como elemento dinamizador de una industria que en el país mediterráneo tiene poca relevancia, a pesar de los productos artesanales que generan algunas regiones. En Italia, por ejemplo, el 24% de las empresas son artesanales y las exportaciones de este tipo de productos llegaban al 17% del PIB italiano en el año 2004, según un informe de la Unesco. En España se han creado informes sectoriales, pero muy lejanos en el tiempo, como el elaborado por la Región de Murcia, donde se destacaba que el 68,6% de los tuistas que han pasado por ciudades murcianas de interior, y el 59,3% de los que lo han hecho por la costa, han visitado algún establecimiento relacionado con la artesanía. Y más dle 60% de los entrevistados en el estudio murciano ponían de manifiesto su interés en comprar algún producto artesanal, con un gasto medio de entre 25 euros y 47 euros.

Y no sólo es gasto turístico, sino creación de riqueza y mantenimiento de puestos de trabajo. El turismo es una actividad que arrastra tras de sí todo un universo económico: hoteles, restaurantes, comercio y también industrias artesanas, que crean recuerdos o piezas para el visitante. La compra de cerámica o alfarería se da entre el visitante español más que en el extranjero, como es lógico, dado el desconocimiento de los productos culturales de cada región que tiene el turista foráneo. En el estudio murciano, entre el 37% y el 40% de los encuestados conocía algún producto de alfarería de la región, lo que da una idea del potencial que para el sector artesano puede tener articular una estrategia de promoción dirigida al visitante.

A pesar de lo importante que puede ser la artesanía para revitalizar ciertas zonas del interior de España y aportar riqueza a través de la llegada de turistas, ningún organismo ha llevado a cabo un trabajo de campo serio sobre este sector y su conexión con el turismo. En el año 2006, el Ministerio de Industria publicó un informe en el que, tomando datos de 2001, cuantificaba en 15.000 las empresas dedicadas a la artesanía en el país penisular. El mismo estudio reflejaba que por cada 2.000 euros de facturación por mes se genera un puesto de trabajo en la artesanía.

Objetos decorados con guadamecí en el taller Arte2 de Osuna | Foto: David Fernández
Objetos decorados con guadamecí en el taller Arte2 de Osuna | Foto: David Fernández

Siguiendo la ruta de los Caminos de Pasión se llega a Osuna, donde tiene su sede el taller Arte2, especializado en la confección de piezas con cordobán y guadamecí, es decir, el trabajo de la piel de cordero con una técnica tradicional heredada de los árabes que poblaron la Península durante 800 años. Es uno de los ejemplos perfectos de cómo la artesanía sirve para trasladar al visitante culturas y tradiciones que forman parte del legado de una sociedad. Andalucía conserva una influencia árabe inmensa, no sólo en lo patrimonial, con edificios tan conocidos como la Alhambra granadina, sino también en el arte manual. Manuel y Alberto, los sucesores de Antonio Rodríguez, el maestro artesano que creó este taller en 1995, comentan a este medio que cuentan con pedidos internacionales de las obras que preparan con la piel. Por ejemplo, de la princesa de Qatar, según los gestores de este estudio artístico.

En un país que atrae a turistas encantados con el buen tiempo y las playas, los destinos españoles pueden encontrar en las tradiciones artesanales un punto de partida para atraer riqueza a través de visitantes extranjeros. Pero como siempre, hace falta un trabajo de artículación entre esa oferta comercial y los atractivos turísticos de cada región. No es difícil, sólo hace falta voluntad.

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