Turismo gay: un negocio que no gusta a los políticos de Madrid

La ciudad de Madrid celebra las fiestas del orgullo gay, pero sus responsables políticos, que lo apoyan públicamente, no facilitan las mismas en la práctica. El negocio hotelero y comercial está en juego, pero también el descanso de los vecinos.
Calle de Madrid durante la celebración de las fiestas del Orgullo Gay | Foto: Turismo Comunidad de Madrid
Calle de Madrid durante la celebración de las fiestas del Orgullo Gay | Foto: Turismo Comunidad de Madrid
Calle de Madrid durante la celebración de las fiestas del Orgullo Gay | Foto: Turismo Comunidad de Madrid
Calle de Madrid durante la celebración de las fiestas del Orgullo Gay | Foto: Turismo Comunidad de Madrid

MADRID.- Ana Botella, alcaldesa de Madrid, no se encuentra a gusto con la festividad que acoge la capital esta semana: las celebraciones del orgullo gay. Botella ha expresado públicamente en muchas ocasiones que la homosexualidad no es un tema con el que se sienta cómoda. Pero ahora que es regidora de una de las capitales europeas más punteras en este tipo de organizaciones, debe dejar a un lado sus creencias para mantenerse neutral, porque sabe que en la ciudad que gobierna se mezclan tendencias sexuales de todo tipo y que los empresarios turísticos se juegan buena parte de su negocio. En los últimos años, las celebraciones del orgullo gay en Madrid han ido reduciendo los espacios de encuentro, desde Gran Vía y Plaza de España, donde se organizaban conciertos y prácticamente se cortaba una parte importante de Madrid, hasta la plaza de Colón y el Paseo del Prado, dónde se celebra ahora. Con el barrio de Chueca, como epicentro, por supuesto.

El problema es la difícil conciliación entre una fiesta que genera un preciado negocio para los hosteleros y comercios de la ciudad de Madrid y el descanso de los vecinos de las zonas afectadas, muchos de ellos de avanzada edad. En las estrechas calles del barrio de Chueca, por ejemplo, el ruido y la música pueden desesperar al más paciente, sobre todo por las noches y si se tiene ánimo de descansar. Aunque esto no es nada que no suceda cualquier fin de semana del año. El Ayuntamiento de Madrid ha venido manteniendo un doble discurso en cuanto a este tipo de festividades: por un lado, la empresa de promoción turística ha acudido a diversas ferias internacionales donde ha vendido Madrid como una ciudad amigable para el turismo homosexual. Por otra parte, cuando llega el momento de facilitar este tipo de festividades, el consistorio que dirige Botella no es todo lo flexible que cabría esperar. Desde el Ayuntamiento argumentan que las limitaciones impuestas a esta fiesta provienen de la normativa municipal sobre ruido y medio ambiente, además de que muchas de las zonas donde se celebra tienen una especial protección acústica.

Los hosteleros son más pragmáticos y saben que el turista que acude a fiestas en que se celebra la homosexualidad gasta más que el tradicional. Ana Isabel Mariño, consejera de Turismo de la Comunidad de Madrid (Ayuntamiento y región se reparten la promoción turística, muchas veces solapándose), ha explicado recientemente que el turista gay gasta un 40% más que el resto de turistas. En general, el perfil de este viajero es el de una persona de alto poder adquisitivo, como profesionaes liberales o muy bien remuneradas, y que viaja durante todo el año. Para la región de Madrid, el gasto de este turista es de 700 millones de euros anuales y, según Antonio Gil, presidente de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM), la ocupación en la capital alcanzará el 85% con motivo de la festividad. Además, en Madrid han ido surgiendo en los últimos años negocios dirigidos a un público gay, por lo que estas celebraciones sirven para atraer más negocio.

En mayo, Madrid fue sede de la 31ª Convención Mundial de Turismo Gay y en 2017 está previsto que la capital acoja la World Pride, uno de los mayores eventos para la comunidad gay del mundo, y que ya se ha celebrado en Roma, Jerusalén y Londres (este año tendrá lugar en Toronto, Canadá). Así que los responsables políticos de la ciudad tienen poco más de tres años para decidir el protagonismo que quieren dar al colectivo de turistas gays en la capital. En 2015 habrá elecciones municipales y si cambia el gobierno del ayuntamiento (en la actualidad del Partido Popular), la política sobre el turismo gay también podría dar un giro radical. No hay estudios concretos sobre este turista, pero varias encuestas en los EEUU fijan su gasto por viajero en 1.300 dólares. Además, la media de viajes de este tipo de público es de 3,9 anuales en el caso de los hombres y de 3,3 en el caso de las mujeres bisexuales/lesbianas, según un informe de la Organización Mundial del Turismo (OMT). La World Travel and Tourism Council (WTTC), una asociación que agrupa a las mayores empresas turísticas del mundo, calcula que este mercado tiene un potencial global de 165.000 millones de dólares (más de 128.300 millones de euros).

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