Qué comer en Viena

Saber qué comer en Viena es esencial para disfrutar del viaje a la capital de Austria. Aquí están los platos vieneses más típicos.
Schnitzel, o filete empanado, vienés | Foto: Pixabay
Schnitzel, o filete empanado, vienés | Foto: Pixabay
Schnitzel, o filete empanado, vienés | Foto: Pixabay
Schnitzel, o filete empanado, vienés | Foto: Pixabay

VIENA.- La gastronomía en un país como Austria es muy importante. Son palabras mayores, puesto que los austriacos tienen un buen número de platos de lo más consistente y sabroso, un poco por el disfrute y otro por aquello de no pasar demasiado frío durante los meses de invierno. Sin embargo, una cosa es visitar un lugar y disfrutar de todos los platos posibles durante un par de días y otra es adoptar sus costumbres y vivir en la ciudad como si fuésemos uno más. Así que vamos a dar unas claves sobre qué comer en Viena.

Empecemos por el desayuno, eso sí, tempranito. Nada de ir al Café Central y probar uno a uno esos maravillosos krampfen rellenos. Hoy toca tomar un café o un té con una tostada de pan sobre la que podemos poner una loncha de queso de los Alpes y un poco de embutido. Porque visitar Austria y no probar el embutido tiene mucho delito. Durante el resto de la mañana tomaremos todos los cafés que queramos o que el cuerpo nos permita. Y, tal vez, una pieza de fruta, que es algo que a los vieneses les entusiasma y que además es muy fácil de conseguir.

A la hora de comer en Viena, que será entre las 12.00 y la 13.00, podemos elegir entre una gran variedad de posibilidades. Lo ideal será una sopa y un plato principal. Por ejemplo, Rindsuppe, es decir, una sopa de carne, que puede ser un consomé. O la típica sopa con fideos, Klachlsuppe, que según quién la prepare puede ir desde un caldito de carne de cerdo hasta un verdadero guiso con carne y verduras. Otra posibilidad es la Tomatencremesuppe, que es una crema de tomate deliciosa, a veces con trocitos de pan o de queso. Sin embargo, mi favorita, la Frittatensuppe, es un caldo de carne con una especie de creps cortadas en tiras y que sabe a gloria.

Como plato principal podemos optar por el consabido Wienerschnitzel, un filete empanado, plato estrella del menú vienés (lo cierto es que lo de empanar, en Viena, es marca de la casa, hasta algunos postres están empanados, lo que también repercute en cierta medida en los propios vieneses… y no diré más). También podemos optar por un Tafelspitz, algo que definitivamente no engorda nada porque es un trozo de carne hervida con verdura. Otra opción: el Selchfleisch con ensalada de col agria, que es una deliciosa carne de cerdo ahumada.

Algo que se puede comer en Viena como plato único es toda la gama de los Knödel, una especie de albóndiga de masa que se puede hacer salada o dulce y que permite comerse como acompañamiento o que a veces se echa en algunas sopas. Por último, un plato muy típico, pero sólo apto para paladares intrépidos, es el Beuschel, que es un guiso de corazones, riñones y pulmones de vaca… Suena fatal, pero lo cierto es que está realmente bueno.

A media tarde, nuestros amigos vieneses vuelven al café y/o a la fruta y a eso de las 19.00 horas ya se meten en la cena. ¿Qué se come en Viena en la última parte del día? Purés de verduras, Verhackertes, un salteado de beicon con patata o pasta, todo en trocitos muy pequeños. O uno de mis platos favoritos Kartoffelauflauf, una deliciosa receta a base de patata, que en cada casa se hace de una manera, pero que fundamentalmente tiene patata, beicon, cebolla, mantequilla y nata. Algo más fuerte, para los que vienen con hambre, es el típico gulash, de origen húngaro, pero con su propia receta vienesa hecha a base de cocer durante muchas horas trocitos de carne en una salsa con especias; o un buen trozo de Schweinsbraten, cerdo asado. Un poco más suave es el Spätzle, unos fideos de huevo pequeñitos que resultan un tanto pastosos; los Schinkenfleckerln, pasta con trocitos de jamón y queso al horno, muy rico; o también algo que personalmente no recomiendo pero que es muy popular, Krautfleckerl, que es lo mismo de antes, pero en lugar de jamón, lleva col.

Esto es a grandes rasgos lo que se suele comer en un día normal, en el que además, se hace un poco de deporte y se llega a cualquier sitio andando. Un estilo de vida que te mantiene en forma y que ayuda a deshacerse de la grasa extra que acumula nuestra gula. Pero entonces os preguntaréis por qué los vieneses suelen tener algún kilo de más. Pues esto es debido a los Imbis, que son esos puestos de comida callejera y al hecho de que se puede comprar un bollito, un bocadillo al gusto o cualquier otra cosa para llevar en todos los supermercados, panaderías, carnicerías, etcétera. Esto hace que prácticamente todo el día estén picando algo aceitoso y consistente, como las archiconocidas salchichas o alimentos más desconocidos, como el Langos, que es una torta de masa frita barnizada con aceite y ajo. Sándwiches o bocadillos de todo tipo de embutidos y por supuesto, dulces y bollitos rellenos de mermelada de albaricoque y coco, es lo que más les gusta a los vieneses, junto con el chocolate.

Pero si nos saltamos la parte del picoteo indiscriminado entre horas y nos ceñimos al plan de las comidas que hemos comentado al principio y hacemos turismo andando, nos podremos permitir incluso alguna cerveza y volveremos de nuestras vacaciones por Viena con un par de kilos menos. Hay que intentarlo.

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