MADRID.- Nace la mayor aerolínea estadounidense tras la fusión de American Airlines y US Airways. Los consejos de administración de ambas compañías han acordado combinar sus negocios. El paso también supone el fin de la andadura en solitario de American Airlines, que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 no siguio la ruta de otros competidores en el mercado, que empezaron a fusionarse para hacer frente a la crisis.
El gigante que nacerá de esta fusión no es nada despreciable: 94.000 empleados, 950 aviones, 6.500 vuelos diarios y unos ingresos que rondarán los 39.000 millones de dólares anuales (29.095 millones de euros), según datos del diario The New York Times. Aunque será una referencia en los EEUU (donde copará el 20% del mercado), en Europa la nueva American Airlines tendrá un papel muy minotirtario, ya que son sus competidoras (United Airlines y Delta Airlines) quienes se llevan el gato al agua en el viejo continente.
La compañía seguirá teniendo su cuartel general en Fort Worth (Texas) y también conservará la marca American Airlines. El diario neoyorquino asegura que la operación se llevará a cabo mediante un canje de acciones, de tal forma que los accionistas de US Airways tendrán el 28% de la nueva compañía resultante.
La operación es importante para ambas aerolíneas. En el caso de American Airlines, la compañía se encontraba en suspensión de pagos desde noviembre de 2011, reorganizando su negocio, y tras unas pérdidas acumuladas desde 2001 de 12.000 millones de dólares. El juzgado de Nueva York que lleva su caso tendrá que dar el visto bueno a la fusión, aunque es improbable que ponga impedimentos. Por su lado, US Airways podrá ampliar su red de destinos y ser un referente en Norteamérica.
La fusión tendrá que recibir el visto bueno de las autoridades de competencia. Entre los cuatro actores principales de la industria aeronáutica estadounidense (American, United, Delta y Southwest Airlines) se repartirán el 70% del mercado doméstico.
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