El sector del cuidado personal en vacaciones ha experimentado un crecimiento sin precedentes en los últimos años. Los balnearios, termas y el moderno término de spa han existido desde la antigüedad, y no sólo desde Roma, ya que en el norte de la Península Ibérica se han encontrado castros muy anteriores a la dominación romana de estas tierras. Sin embargo, como ha sucedido con otras parcelas de los viajes, el abaratamiento de los precios y la democratización de estos servicios han creado un boom que cifra el volumen de esta industria en 4,3 billones de dólares en 2013 (3,43 billones de euros), según un informe del Global Wellness Institute.
Esta cifra no se refiere únicamente a los negocios de wellness, como se denomina a la industria, sino a las actividades que de forma indirecta también se ven afectadas, como el alojamiento o los tratamientos de belleza, masajes, etcétera. Solamente la industria de los spas mueve 94.000 millones de dólares anuales; la de aguas termales y minerales, 50.000 millones de dólares; y la de turismo de salud, 494.000 millones de dólares. Alrededor de las mismas orbitan negocios como los del fitness, la comida saludable y nutrición, estilos de vida saludable o medicina personalizada, entre otros.
La industria del spa ha crecido desde 2007 a un ritmo anual del 7,7%, desde los 60.000 millones de dólares de hace siete años, a los 94.000 millones de dólares del último ejercicio. Y el informe estima que en el mundo existen 105.591 spas, que dan empleo a 1,9 millones de personas. El mayor número de centros se distribuyen entre Europa y los EEUU.
Por su lado, la industria del turismo de salud ha crecido un 12,7% con respecto a las cifras de 2012, alcanzando los 494.000 millones de negocio en el último ejercicio. Al ser el turismo una industria transversal, entran en juego diferentes sectores para completar esta cifra. Los alojamientos especializados movieron un negocio de 103.600 millones de dólares en 2013; comidas y bebidas, 81.700 millones de dólares; compras, 74.100 millones de dólares; actividades y excursiones, 70.600 millones de dólares. Relacionados con estos, aunque no directamente ligados a la industria de la salud, se encuentran los transportes (aerolíneas, trenes, etcétera), con 103.000 millones de dólares en 2013 y otros servicios (telecomunicaciones, agencias de viajes), con 61.200 millones.
Las oportunidades de esta industria se concentran en las economías emergentes, como la china, y dependerán del crecimiento de la clase media. La estimación es que para 2030, el número de personas que se integren a la clase media y cuenten con suficientes recursos para dedicarlos al ocio pase de los 2.000 millones actuales a 5.000 millones. Las actividades de salud han crecido en los últimos años en Asia, Latinoamérica, África y Oriente Medio, aunque la evolución económica de los países que integran estas zonas geográficas tendrá una incencia, positiva o negativa, en la evolución de cada negocio.
Aunque es interesante que las diferentes vertientes turísticas se desarrollen y su demanda aumente, en este caso, tenemos la sensación de que ese boom ha dado alas a posibilidades que no justificaban los precios: ni en masajes u otras ofertas de belleza ni, por supuesto, en las relacionadas con algo más serio como es la salud. De hecho, muchas veces apenas se ha diferenciado entre spas y balnearios, que deberían intentar renovar su imagen e instalaciones para atraer a un público más joven, anclados como están muchos de ellos en un perfil de tercera edad que podría ampliarse y/o combinarse… Y así con todo. Pero será cuestión de tiempo que el grano se separe de la paja y, mientras, se haya educado a un perfil de viajero interesado por estas posibilidades que, bien planteadas, pueden beneficiar con creces los entornos en los que se sitúan, atrayendo, además, a visitantes de poder adquisitivo y exigencia media-alta.
Sin duda, el gran desafío de los balnearios y spas, siendo diferentes, es ampliar su público. Pero también es cierto que las sociedades desarrolladas tienden a un mayor envejecimiento y los sistemas de protección incluso garantizan un nivel de ingresos mayor al público jubilado que a los jóvenes. ¡Es necesario renovarse o morir!