Navaluenga: la joya de Gredos

Por María Rosa Jordán

Nuestro viaje, organizado por el portal Escapadarural.com, comenzó en Madrid, un viernes cualquiera, de donde partimos en un confortable autocar particular, recorriendo un bello camino, no exento de bastantes curvas, hasta llegar en poco más de dos horas al pintoresco pueblo de Navaluenga, en la provincia de Ávila.

El término municipal se sitúa en las estribaciones más orientales del Macizo de Gredos, en el valle del Alberche, justo antes de que el río, que atraviesa el pueblo, remanse sus aguas en el embalse del Burguillo. La localidad se encuetra a 765 metros de altura, muy cerca de la Reserva del Valle de Iruelas, zona que ha sido además declarada Zona de Especial Protección para Aves por la presencia de la mayor colonia de buitre negro de Castilla y León.Al llegar a la localidad comenzó nuestra aventura. Primero fuimos recibidos en el Ayuntamiento de Navaluenga, por Armando García, alcalde del municipio, y después de la recepción institucional degustamos una cena de tapeo en el restaurante El Bodegón. Con posterioridad acudimos a nuestra la casa rural La Fortaleza, muy acogedora, con varias habitaciones con todo lo necesario y un buen fuego en el salón y calefacción en las demás dependencias.

El sábado nos repartimos la mañana, los más jóvenes y aventureros, en el Parque de Cuerdas y los demás una ruta de senderismo de 8 kilómetros. Después de quemar unas cuantas calorías, dimos cuenta de varios platos típicos de la zona en el Restaurante La Avenida, premio de cocina rural de Ávila. Cristi, veterana cocinera, nos deleitó con sus especialidades: patatas revolconas, judías de Barco con chorizo y oreja, huevos estrellados de corral, sopa castellana, pollo de corral en pepitoria y los famosos melocotones de la tierra.

Lo más curioso llegó después: nuestros anfitriones prepararon para nosotros “The rural game”, un divertido e intrigante juego policiaco, digno de Aghata Christie. La cena en la Bodega Garnacha Alto Alberche y la posterior visita a la misma, con sus vinos suaves y agradables al paladar, cuyo nombre, 7 Navas, es debido a que son siete pueblos cercanos que lo llevan en su nombre compuesto, pusieron la guinda al día.

El domingo teníamos programada la excursión micológica, que debido a la lluvia se suspendió, y se sustituyó por un paseo al pueblo de Cebreros, donde se encuentra el Museo Adolfo Suárez y la Transición. En el mismo se realiza un recorrido por la historia reciente de España. Acabamos la mañana tapeando en  La Tabernilla y comiendo en nuestro alojamiento rural, para regresar a Madrid.
Durante todo el viaje he percibido una muy buena atención, mucho mimo y una clara intención de recuperar lo rural, dando sentido a la expresión “pueblo con encanto”. Con un encanto muy especial, en un paraje de vegetación abundante y variada, con robles, castaños, enebros, encinas, chopos o fresnos, entre otras variedades. Además, Navaluenga se encuentra a poco más de 100 kilómetros de Madrid y 38 kilómetros de Ávila, distancia smuy asequibles. Varios detalles para no perderse en la localidad: su magnífico puente románico del siglo XVI, con trazas renacentistas, la iglesia parroquial, la ermita de la Merced, de San Isidro y la Virgen del Espino y la cruz del Cerrillo de San Marcos.

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