Los turistas que visiten Cataluña pagarán una tasa por pernoctar en sus alojamientos

El Gobierno catalán de Artur Mas (CiU) decide gravar con un impuesto las noches que pasen los turistas en alojamientos (desde hoteles a cruceros) de la región.

MADRID.- Cataluña tendrá una tasa turística. Andreu Mas-Colell, consejero de Economía del Gobierno catalán, ha anunciado que los turistas que viajen a Cataluña tendrán que abonar una tasa turística por cada noche que pasen en un hotel, apartamento, casa rural o crucero de la comunidad. La cuantía de esta tasa se situará entre uno y tres euros, en función de la categoría del establecimiento.

Así, la tasa será unipersonal, es decir, cada persona que se aloje pagará su correspondiente tasa, incluso los parientes que viajen juntos. En el caso de los hoteles de cinco estrellas y cruceros, el precio público será de tres euros por persona y noche; en los de cuatro estrellas, de dos euros; y de un euro en el resto de establecimientos.

A partir de la décima noche esta tasa no se pagará. Por ejemplo, el cliente de un hotel o casa rural que se aloje en la misma por 20 noches sólo pagará la tasa por las diez primeras. El resto de pernoctaciones no estarán gravadas. El Gobierno catalán, del conservador CiU, quiere recaudar con esta medida 100 millones de euros.

El Govern catalán viene tomando diversas decisiones económicas para enjugar el alto déficit de la comunidad y su abultado endeudamiento. Así, después de las elecciones generales del 20 de noviembre, Artur Mas, el presidente catalán, anunció una serie de recortes en determinados ámbitos de la región, como sanidad o educación, para conseguir ahorros. Ahora, en la presentación de los Presupuestos de 2012 de la Generalitat, Mas-Colell se ha descolgado con esta tasa turística y con el cobro de un euro por cada receta farmacéutica que dispensen los médicos.

La puesta en marcha de una tasa turística por pernoctar en los alojamientos de la comunidad ha sido una medida muy criticada por el sector hostelero y turístico, por considerar que supone una desincentivación para que el turista visite cataluña. Ayuntamientos como el de Barcelona intentaron ponerla en marcha y el negocio turístico se opuso frontalmente. Este tipo de medidas no son nuevas en el mundo turístico y ciudades de relevancia como París ya cuentan con ella desde hace años.

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