El canon abierto, de Remedios Sánchez

‘El canon abierto’ es una recopilación de la última poesía en español, con voces de Latinoamérica y España, que retrata la diversidad en el uso del lenguaje y en el manejo de las ideas y los sentimientos. Absténganse los lectores que busquen un discurso único.
“El placer solitario” | Fuente: Pixabay
"El placer solitario" | Fuente: Pixabay
“El placer solitario” | Fuente: Pixabay

Es difícil realizar una antología en tiempo presente de corrientes literarias. A este trabajo arduo y poco recompensado se ha dedicado Remedios Sánchez, profesora de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de Granada, que junto al profesor estadounidense Anthony L. Geist, ha recopilado la poesía de 40 autores hispanohablantes en El canon abierto (Ediciones Visor Libros, 2015). La segunda parte del título ya anula la soberbia que supone hablar de “canon” cuando lo califica de abierto, es decir, de incompleto. Sobre todo si tenemos en cuenta que en la Historia de la Literatura todo aquello que ha llevado la etiqueta de canónico ha significado el ostracismo para creaciones o corrientes distintas.

En cualquier caso, la antología de Sánchez es una muestra muy pertinente de la poesía que se está cociendo en lengua española, un idioma que concentra a más de 500 millones de hablantes, una plataforma irrepetible para comunicar sentimientos, sensaciones, esperanzas y problemas. Y más en un idioma como el castellano, maduro, pero flexible y en continuo cambio. De todo ello son reflejo los poetas y poemas de El canon abierto. Y en él se encuentran nombres como Fernando Valverde, Raquel Lanseros, Andrés Neuman, Álvaro Solís, Antonio Lucas, Daniel Rodríguez, Roxana Méndez o Carlos J. Aldazábal, por citar algunos.

No se puede hablar de una temática concreta, ni siquiera de corrientes, algo que se fijará y estudiará en el futuro. En la recopilación podemos encontrar de todo, desde creaciones más sociales, sobre todo las latinoamericanas, producto de un continente en ebullición social y con problemas de convivencia todavía no resueltos, hasta otras más intimistas. También las hay muy cercanas a la poesía social de los años 50 y 60 del siglo XX.

Por lo tanto, el lector que se enfrente a esta antología debe hacerlo con una mente abierta y dispuesto a cambiar de registro poético a cada paso de página. En realidad, si la poesía es el juego de las palabras, “parecido en principio / al placer solitario” como escribió Gil de Biedma, no está de más apreciar, con una amplia visión, la alquimia del lenguaje según el brujo que mezcle sus componentes. A veces, leyendo esta antología, nos ha venido a la mente aquella sentencia irrefutable de Ángel González: “Escribir un poema: marcar la piel del agua”. Pero como siempre, el poema también es subjetivo para quien lo crea y para quien lo lee.

La recopilación de Sánchez empieza con un estudio de la profesora y una explicación del porqué de este “canon” y de los criterios seguidos para seleccionar a los autores. Y es que los poetas se han elegido por críticos de 103 universidades de todo el mundo a través de un cuestionario que formaba parte de un proyecto de investigación de la profesora. Nosotros nos quedamos con los versos de la poeta jerezana Raquel Lanseros: “Quizá entonces aquel a quien dije contigo / y para quien contigo fue toda su costumbre, / se acostará a mi lado con ternura, / juntos en el vacío más sagrado, / cuando la eternidad toma nuestra medida, / cuando la eternidad se pronuncia contigo.”

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