Demetrio Carceller, la biografía más completa

Enrique Faes monta una de las biografías más documentadas sobre Demetrio Carceller, uno de los fundadores de la industria petrolera en España.

El historiador Enrique Faes ha conseguido en Demetrio Carceller (1984-1968). Un empresario en el Gobierno (Galaxia Gutenberg, 2020) escribir la biografía empresarial más completa del turolense hasta el momento. La familia Carceller es una de las más ricas de España, según el ranking que elabora cada año el diario El Mundo, también envuelta en algunos escándalos judiciales. Y el iniciador de esta saga fue Demetrio Carceller Segura, conocido empresario español que tuvo una importante incidencia en la economía y los negocios del país europeo en la primera mitad del siglo XX. Los Carceller son conocidos por sus inversiones en el sector petrolero y también en el de alimentación, como accionistas de la empresa Damm, famosa por su marca de cervezas.

Enrique Faes se centra en la figura del fundador de la saga Carceller y logra un retrato del empresario desde el punto de vista de los negocios en los que intervino, por lo que aborda menos otros aspectos biográficos de su vida personal. Se agradece, pues la importancia de Demetrio Carceller es la que es: su influencia en el mundo del petróleo y en la política económica del primer franquismo.

Además, Faes ha conseguido una biografía empresarial poco dada a las conjeturas y que sirve para desmitificar algunas leyendas sobre el personaje. Sin duda, es difícil hablar de biografía completa, pues, como reconoce este profesor de Historia de la Universidad Complutense de Madrid, muchas veces las informaciones sobre Carceller que se encuentran en diversas fuentes son parciales o incompletas. Para hacer una biografía de Demetrio Carceller tan sólida, Faes ha rastreado archivos nacionales, pero también extranjeros, como los de la biblioteca presidencial de Roosevelt, los del Foreing Office británico, los National Archives en Londres o los Archivos Nacionales de los EEUU, entre otros. La relevancia de estos últimos es notable, porque Demetrio Carceller fue ministro de Industria en el primer gobierno de Franco tras el fin de la guerra civil, lo que le convirtió en objeto de diferentes informes de los servicios secretos británicos y estadounidenses, que elaboraron perfiles sobre su personalidad y tendencias políticas.

Con estos mimbres, y con una amplia bibliografía que sirve a Faes para construir el trasfondo de la época en que habitó Demetrio Carceller, el profesor hila la historia vital del magnate. Desde su nacimiento en Las Parras de Castellote (Teruel) hasta su muerte como millonario en Madrid en 1968. Aunque muchos piensan que Carceller es catalán, la realidad es que su familia se mudó a Terrasa a principios de siglo XX y desde allí, el futuro empresario construyó su camino. Fue estudiante becado, pues su padre era un bedel de pocos recursos, futbolista, obrero y tituló como ingeniero textil, profesión que nunca ejerció. Desde muy joven trabajó en la primera refinería petrolera de España, la Sabadell y Henry, de ahí pasó al monopolio de petróleos CAMPSA y después fundó la primera petrolera española de capital privado: CEPSA. El ministerio de Industria le vino como consecuencia de sus negocios y sus relaciones con el régimen de Francisco Franco tras la guerra civil.

La importancia de Demetrio Carceller Segura es doble. Primero, fue testigo, creador e impulsor de la industria petrolera en España. Su biografía es, casi, la biografía del petróleo en este país europeo durante la primera mitad del siglo XX. Carceller se introdujo pronto en CAMPSA, el monopolio estatal de petróleos creado durante la dictadura de Primo de Rivera, y a través de esta empresa conoció los entresijos del negocio, sus carencias y las posibilidades que representaba. También le permitió tejer alianzas en EEUU con los empresarios e inversores del sector, lo que después le ayudaría en su etapa en CEPSA y en el Gobierno franquista. Carceller fue especialista, como otros de su momento, en medrar en las dictaduras que vivió España en el siglo XX, donde el clientelismo era una de las condiciones para crecer profesionalmente. No es que la vida empresarial de Carceller se deba sólo a los contactos políticos, pero le ayudaron y supo usarlos. Cuando su situación en CAMPSA ya era insostenible por su visión avanzada de la industria petrolera, Demetrio Carceller fundó CEPSA en 1929 y, antes, ya había creado DISA en las Islas Canarias para acaparar la distribución de petróleo y gasolina en el archipiélago, donde la influencia de CAMPSA no llegaba.

Decir que Carceller fundó CEPSA es darle todo el protagonismo cuando la realidad es más compleja. Es verdad que el empresario creó la primera compañía privada de petróleos de España, pero lo hizo con otros inversores no menos fundamentales: los banqueros nacionales. La banca española fue la gran financiadora de los proyectos empresariales de principios de siglo XX en el país, puesto que no había otra manera de atraer capitales extranjeros. Por tanto, la banca fue el apoyo económico de Carceller en sus aventuras empresariales y también un quebradero de cabeza en el control de las compañías, como relata Enrique Faes en su libro (y el papel de la banca en la gran empresa española merecería otro volumen).

El segundo motivo de la importancia de Demetrio Carceller para el devenir histórico de España fue su participación en la política. El empresario no se interesó por ella hasta la década de los años 30 del siglo pasado. Durante la II República, Demetrio Carceller siguió haciendo negocios, sobre todo a través de CEPSA, pues la industria petrolera española estaba desarrollándose y a los políticos republicanos les interesaba que la misma ganase posiciones en el mundo. Antes de la llegada de la República, CEPSA había inaugurado la primera planta de refino en Tenerife, localización que Carceller usó para la distribución de crudo entre el Mediterráneo y el continente americano. El inicio de la guerra civil en julio de 1936 sorprendió a Demetrio Carceller veraneando en la sierra de Madrid. Consciente de que él era un representante del conservadurismo y el orden tradicional que odiaban los radicales de izquierda, y que ello le convertía en carne de fosa común, logró llegar a Burgos, donde se puso a disposición de los sublevados. Tras la guerra, en 1940, Franco le nombró ministro de Industria para aprovechar sus contactos en el mundo empresarial y en EEUU. Carceller también desempeñó cargos de responsabilidad en Falange tras el conflicto.

Hasta el final del la II Guerra Mundial, el franquismo tuvo una clara tendencia germanófila. Pero Franco fue un maestro en el arte de nadar y guardar la ropa. Por eso no le importó nunca, sabedor de que le podía beneficiar de cara al futuro, que Carceller usase el ministerio para vender wolframio a la Alemania nazi, pero también a los aliados. Muchos prebostes del primer franquismo criticaron a Carceller por jugar a dos bandas, a británicos y estadounidenses les molestó. Pero los frutos de su estrategia se vieron con los años, pues en la economía autárquica del primer régimen franquista sirvió para que las divisas internacionales llegasen a España, cosa difícil en esos momentos. Y también puso las bases para recuperar rápidamente las relaciones con Reino Unido y EEUU tras el fin de la guerra mundial. Cuando Franco, que siempre le defendió frente a las críticas internas, decidió que ya había aprovechado las habilidades de Carceller, decidió sustituirle al frente del ministerio.

Así que la biografía de Demetrio Carceller que ha escrito Enrique Faes es de consulta obligada para conocer la historia vital de uno de los hombres de negocios hecho a sí mismo que ha parido España. No sólo por la propia figura de Carceller, sino por la singladura que hace en la historia económica y política contemporánea de España.

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