El alquiler de barcos de recreo entre particulares vive su auge

Diferentes empresas se reparten el negocio del alquiler por cortos periodos de tiempo de embarcaciones de recreo. Es una especie de Airbnb que permite disfrutar a cualquiera de un barco por horas o pocos días.
Embarcación surcando el mar | Foto: Pixabay
El elquiler d ebarcos de recreo entre particulares vive su auge | Foto: Pixabay

El alquiler de barcos entre particulares a través de plataformas de Internet se ha consolidado en los últimos años. Se trata de una especie de Airbnb, pero enfocado en las embarcaciones de recreo, como catamaranes y barcos de pequeño tamaño. Este mercado puede alcanzar los 51.000 millones de dólares en 2020, según las previsiones de la consultora Future Market Insights. “El alquiler de barcos entre particulares tiene como consecuencia democratizar el acceso a un producto de lujo: el barco”, explica Andreia Fernandes, responsable de prensa para España de Click and Boat, uno de los portales especializados en este negocio.

Al calor de estas previsiones han surgido portales como Nautal, Click and Boat o SamBoat que permiten la reserva de embarcaciones de recreo entre personas físicas. El cambio del negocio ha sido radical, ya que este tipo de embarcaciones se alquilaban, por semanas o meses, por empresas especializadas en servicios chárter, que contaban con una flota, tripulación y daban otros servicios. Ahora, el propietario de un barco puede ponerlo en alquiler por horas o días, rentabilizando un bien que usaba poco tiempo al año (una media de 13 días). Los propietarios “que aceptan hacer alquileres por días u horas tienen menos competencia y reciben muchas solicitudes”, refiere Fernandes. De esta manera, la portavoz de Click and Boat sostiene que estos propietarios pueden ganar más dinero, por la alta rotación de clientes. Lo que de momento no ha cambiado es la estacionalidad del negocio, ya que la mayoría de los alquileres se producen en los meses de verano, coincidiendo con la época de vacaciones.

La filosofía tras portales como Airbnb o Nautal es dar uso a bienes que pasan largas temporada sin utilizarse. En el caso de Aibnb son pisos particulares, que pueden ser rentabilizados gracias al alquiler de corta estancia. Con Nautal sucede algo similar, pero con embarcaciones de recreo. Las reservas en la empresa certifican que la región más apetitosa para el alquiler de estas embarcaciones son las Islas Baleares, con Ibiza, Mallorca y Menorca a la cabeza. Le siguen otros destinos de la península, como Barcelona o Alicante.

Según la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), el mercado del alquiler de embarcaciones de recreo registró un 60% más de matriculaciones en 2014. Fue el momento de mayor explosión de este negocio. Hoy se ha estabilizado con un 6,5% menos de matriculaciones en 2018. En 2019 ya acumula una caída del 15%. Sin embargo, si se entra al detalle de las matriculaciones, el informe de ANEN muestra que las embarcaciones para alquiler de entre 6 y 8 metros han crecido un 10,6% en el último ejercicio. Son barcos más manejables, ideales para parejas, familias o grupos de amigos. Los que han perdido fuerza son los barcos de más de 16 metros de eslora, con una caída del 17% en las matriculaciones.

En España, la isla de Menorca, gracias a su puerto de Mahón, es una de las principales zonas donde más facturación se produce por el alquiler de embarcaciones, aunque la mayoría son sin titulación, como explica el portal Nautal, uno de los principales en la reserva de embarcaciones entre particulares de España. En la web de Nautal se anuncian más de 26.000 barcos de todo el mundo. El informe anual de este portal indica que en 2017 se intermediaron operaciones a través de su plataforma por valor de 6 millones de euros y para 2018 preveían duplicar esta cifra. Por cada alquiler, Nautal cobra una comisión, que no hace pública. Otras plataformas cobran entre un 15% y un 18% del precio de alquiler.

Dudas sobre la rentabilidad

Según los datos manejados por Nautal, los alquileres de embarcaciones para un día o medio día suponen dos de cada tres reservas. Esta la principal consecuencia de la irrupción de este tipo de plataformas en el mundo del alquiler de embarcaciones de recreo. Tradicionalmente, los operadores de este mercado alquilaban las embarcaciones por semanas o meses, lo que garantizaba una rentabilidad a largo plazo. Pero la intermediación a través de Internet ha permitido que el alquiler sea por días.

Hay otras dos cuestiones que, de momento, señalan los límites de plataformas como Nautal. En primer lugar el bajo precio de cada reserva: más de la mitad de los alquileres cuestan menos de 450 euros, lo que reduce la rentabilidad. Es una consecuencia lógica de los menores periodos de reserva y de una mayor abundancia de oferta en el mercado. Lo que sí ha aumentado es el número de alquileres, duplicándose de un año a otro, motivado por este efecto del alquiler diario. El segundo punto para el que todavía no se ha encontrado solución es la alta estacionalidad de este negocio. La mayoría de los alquileres se realizan en los meses de verano, aprovechando las vacaciones y el buen tiempo.

Las transacciones baratas, los periodos cortos de reserva y la estacionalidad plantean dudas sobre la rentabilidad de este negocio. Con una media de 450 euros por operación y una comisión media del 15%, las plataformas ingresan unos 67 euros de media por alquiler.

Piratas en el mar

Como ha ocurrido con Airbnb y el sector hotelero, las empresas chárter históricas han visto amenazado su negocio. Cualquier persona, con el suficiente dinero, puede ser propietaria de un barco de recreo con fines privados. Para operarlo debe contar con una licencia que le habilite para la navegación marítima. Pero aquellos que deseen explotar su barco comercialmente, por ejemplo cobrando un alquiler por el uso del mismo, es necesario inscribir la embarcación en la denominada lista 6ª. Esto último es lo que no hacen muchos propietarios y de lo que se quejan las empresas de alquiler tradicionales.

El pase a la actividad económica tiene un coste y además el propietario se arriesga a inspecciones de Hacienda y de otros organismos públicos, porque debe cumplir con una normativa determinada de seguridad. En un artículo publicado por El Confidencial, José María Jiménez, presidente de la Asociación Patronal de Empresarios de Actividades Marítimas de Baleares (APEAM) se quejaba de esta piratería. La Guardia Civil también tiene muy difícil demostrar que se incumple la ley, porque la mayoría de patrones alegan, ante las inspecciones, que el grupo de personas a bordo son amigos o familiares. El Gobierno balear ha anunciado que regulará el sector y que impondrá fuertes multas a aquellos particulares y empresas que no cumplan con la legalidad.

Andreia Fernandes, de Click and Boat, explica que todo anuncio que es creado en esta plataforma es verificado por el equipo de la empresa en menos de 24 horas. Click and Boat “contacta al creador del anuncio y se le solicitan todos los documentos pertinentes para poder prestar servicios de alquiler en España”, mantiene Fernandes. Entre la documentación que se pide se encuentra el seguro de la embarcación, Certificado de Navegabilidad y documentación sobre Hacienda.

Millones de inversión

Mientras tanto, los portales de alquiler de embarcaciones siguen proliferando y consiguiendo dinero para su expansión. En EEUU nos encontramos con empresas como BoatSetter, que ha acumulado financiación por 17 millones de dólares y ha comprado a competidores como Boatbound o Cruzin. También suena la californiana GetMyBoat, con 11,5 millones de dólares de inversores privados.

En Europa existen gigantes del negocio como Click and Boat, creada en 2013 en Francia por Edouard Gorioux y Jeremy Bismuth. La empresa ha conseguido 5,7 millones de euros en cuatro rondas de financiación, la última en junio de 2018 por 4 millones de euros del fondo irlandés OLMA Private. Esta compañía francesa tuvo un volumen de negocio de 50 millones en 2018 y en su plataforma 250.000 personas alquilaron un barco.

Por su lado, en España Nautal se creó en 2013 y ha recibido financiación por 3,4 millones de euros en tres rondas, la última el año pasado, por valor de 2,2 millones, tras la que se encuentran fondos como Market One Capital, el grupo Decame o ENERN. Además, a principios de 2018, Nautal compró la empresa Incrediblue, especializada en el alquiler de yates de lujo, por una cantidad no revelada. Otra de las plataformas que suenan en España es BoatJump, creada en 2016 por Alfonso Pastrana, con 500.000 euros de financiación, aportados en parte por Angels Capital, el fondo de inversión en startups de Joan Roig, el propietario de la cadena de supermercados Mercadona. Otro de los actores que suena en España es Barcoamigo, puesta en marcha por Pedro Sánchez en Murcia. De momento, el número de embarcaciones que se pueden alquilar es muy limitado, por lo que es muy probable que en los próximos años se produzcan operaciones de compra de muchos de estos portales en España y Europa. Mientras el dinero fluya por el mar, las aguas estarán tranquilas.

Artículos relacionados