El ministro y sus mosquitos

Cuidado con lo que dice, ministro

Los políticos se descalifican solos. La última ocurrencia de José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, ha sido la de recomendar que los españoles realicen turismo “siempre” en España. “Cuando nos visitan 57 millones de turistas cada año, no pueden estar equivocados. A lo mejor los equivocados somos nosotros, que en vez de muchas veces quedarnos a hacer turismo dentro de España nos vamos a lugares recónditos del mundo”, ha declarado Soria hace unos días. Y se ha quedado tan pancho. Por si era poco ha agregado que muchos españoles salen del país en busca de sol y playa y se encuentran con “mosquitos, temperaturas que sobrepasan los 35 y 40 grados y una temperatura del mar que no es la que se puede encontrar en España”.

Las declaraciones no estarían mal si España fuese un país autártico (algunos quieren volver a la economía posterior a la Guerra Civil, de subsistencia). Pero se da el caso de que en nuestro país, además de las agencias que organizan viajes dentro de España, hay otras, denominadas emisoras, que preparan salidas a destinos extranjeros. Para el ministro Soria estos negocios deben de ser facturadores de mosquitos y altas temperaturas. Además, no deben de tener derecho a la vida, claro. Mayoristas como Catai o Kuoni, especializados en los grandes viajes (a destinos con millones de mosquitos, Soria dixit), estarán contentos.

En 2011, los residentes en España realizaron 13,1 millones de viajes al extranjero, un crecimiento del 6,1% con respecto al año anterior, según los datos del informe Balantur elaborado por el Instituto de Estudios Turísticos (IET). Incluso con la crisis, los viajes al extranjero aumentan. Lo cual da un clave de la inteligencia de los españoles, que se deciden a conocer otras culturas, mezclarse y aprender del “otro”, como decía Ryszard Kapuscinski. Y ello a pesar de los mosquitos.

Quizá la intención del ministro no fuese mala. España atraviesa una crisis muy dura y el negocio que se genere en el país aumentará la riqueza y las probabilidades de crear empleo. Pero las agencias emisoras también mantienen puestos de trabajo que dependen del interés de los españoles por viajar fuera. No se puede disparar contra ellas para beneficiar otros sectores.

Sí, las intenciones de Soria debían ser buenas. El ministro tampoco ha tenido empacho en señalar que “muchas veces nos fijamos solo en el turismo de sol y playa, pero las comunidades autónomas que no tienen mar disponen de una oferta turística maravillosa, con unos precios y una gastronomía extraordinaria”. Un aplauso para el responsable de Turismo, que ha descubierto la rica oferta de interior. A ver si este descubrimiento se nota en un plan integral que permita dar a conocer (como hace el ministerio que dirige Soria con el sol y playa) todos los encantos de esas comunidades que no tienen costa. Un plan serio, riguroso, con objetivos, que incluya a todos y pivote en bases como el turismo rural. Menos palabras y más hechos: a finales de agosto se cumplen ocho meses desde que Soria se sentó en el sillón de ministro de turismo y de un plan para el interior no se ha oído nada.

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