Cuál es la historia y cómo se celebra el Día de San Valentín

Un año más, el santo médico, convertido al catolicismo y ordenado sacerdote, que casaba a los soldados aun sabiendo que el emperador Claudio II (213-270) lo había prohibido, tiene su día de apogeo.
Dos ranas demostrándose su amor | Foto: Alexas_Fotos para Pixabay

Dos ranas demostrándose su amor | Foto: Alexas_Fotos para Pixabay Lo cierto es que se cuentan mil historias sobre este Valentín, que al parecer fue además ajusticiado por rebelde, y cada país tiene su propia versión, pero nos gusta creer que hubo quien se la jugó por el amor. Y es que, aunque se lo achaquemos al señor San Valentín, la realidad es que en la Antigüedad ya se celebraba una fiesta que nada tiene que envidiar a las nuestras. Los romanos eran profesionales de las juergas y en las Lupercalias, una festividad a caballo entre la fertilidad y el amor, las mujeres esperaban que las golpeasen con látigos hechos de piel de cabra (o de perro), mojados en la propia sangre del animal, para estar seguras de que serían fértiles.

Lo grotesco de la situación llevó al papa Gelasio I (muerto en el año 496) a inventar San Valentín como fiesta el 14 de febrero, con la intención de sincretizar paganismo y religión. A saber lo que surgió de ahí y cómo fueron las primeras fiestas. Eso lo dejamos a vuestra imaginación. Con el tiempo, el emperador Carlos VI de Francia se apuntó a la moda y creó la Corte del Amor para conseguir pareja entre las doncellas cortesanas que aun estaban solteras. Y ya desde el siglo XV, sobre en todo en Francia e Inglaterra, la celebración como día del Amor se hizo popular.

Hoy cada país celebra esta festividad de una forma particular. Los alemanes y los austriacos, además de las consabidas flores y bombones, regalan también cerditos, porque no sólo significan la suerte que llega, sino también la lujuria. En casi todos los países de Centro y Sudamérica se celebra también el Día de la Amistad y se regalan tarjetas a los amigos para recordarles lo que significan para nosotros; y lo mismo hacen en Finlandia y Estonia. Sin embargo, en estos países del norte de Europa también el día oficial para pedir matrimonio y casarse, así que cuidado con las intenciones que llevan los amigos.

Los daneses y los noruegos se lo toman con humor y hacen algo muy divertido. Los hombres envían a las mujeres una tarjeta anónima con una rima divertida y como remitente escriben tantos puntos como letras tenga su nombre. Si la mujer acierta el nombre, será él quien tenga que regalarle un huevo de Pascua a ella, mientras que si no lo hace, será ella quien se lo deba a su admirador secreto, aunque para ese momento ya habrá dejado de ser secreto. Eso… o se quedará sin huevo. La leyenda italiana es mucho más emotiva aunque probablemente mucho menos probable y es que las italianas madrugan mucho el 14 de febrero para asomarse a la ventana porque creen que el primer hombre que vean aparecer será su marido en el plazo de un año.

Por su lado, los franceses son mucho más divertidos. Ellos van de casa en casa gritándoles a las mujeres para que se asomen por la ventana (qué juego dan las ventanas en esto del amor) y si no les convence la dama que aparece, pues la dejan ahí y se van a buscar a otra hasta que encuentran su pareja ideal. Al final del día, esta “lotería del amor”, deja unas cuantas mujeres desparejadas que se reúnen para hacer una fogata y quemar fotos de los desdeñosos pretendientes que las dejaron plantadas, al tiempo que lanzan sobre ellos las más aviesas maldiciones. Excuso decir la de veces que esto habrá terminado en tragedia, quizá por eso el gobierno lo prohibió hace tiempo. En Inglaterra existe algo así como un “Jack Valentine”, un curioso santo que llama a las puertas de las casas para dejar dulces y regalos a los niños y a los no tan niños.

En Croacia, las chicas regalan a sus amados pan de jengibre con miel y con mensajes románticos en el interior y, las más lanzadas, les regalan un “Cubre penes” de fieltro o lana, para que no pasasen frío. Además, como superstición, se le regala a la novia, como parte del ajuar, un “cubrepenes” talla XXL. Más lejos, en Japón, el protagonista es el chocolate y son las chicas quienes deben regalarlo (estrategia de marketing de una genial empresa chocolatera). Así pues las jóvenes regalan “chocolate por obligación” para aquellos que no les suscitan ningún interés romántico, como amigos, parientes o compañeros de trabajo; “Chocolate por consolación”, que es un bombón de poco valor que se le debe dar al que se suele quedar sin regalo; “Chocolate de la amistad”, que se regala a las amigas; y “Chocolate por amor”, que es el que se reserva para el dueño de su corazón. ¿Qué chocolate os tocaría si vivierais allí?

En Taiwán es al revés. Ellos regalan bombones a sus princesas y ellas les corresponden un mes después en la celebración de “El día blanco”. Y la palma se la llevan los coreanos del sur. En San Valentín, ellas les regalan chocolate a ellos, como en Japón. Al mes, en el Día Blanco, ellos las colman de regalitos a ellas y, un mes después, celebran el Día Negro, así que el 14 de abril se reúnen los solteros y se van a comer una sopa de fideos coreanos (que son blancos) con una salsa de frijoles o judías negras (que obviamente es negra) y celebran su vida sin pareja. Y terminemos nuestro viaje en China, donde los festejos no son muy tradicionales, lo más extendido es regalarse rosas, pero ¿cuántas? Pues si recibes una rosa significa que eres su único amor; si recibes 11, eres su favorita; si recibes 99, te promete su amor eterno; y, si te llega nada menos que con 108 rosas, te está pidiendo matrimonio. De modo que las mujeres chinas tienen que contar con mucho cuidado cuántas rosas les han regalado. Interesante, ¿verdad? Es que a la hora de celebrar, cada uno lo hace como mejor le parece. ¡Feliz día de lo que más os guste!