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Salzburgo, un verano para niños

Un paraíso mágico

by Paloma Gil

Desde junio y hasta septiembre, empieza la magia en una ciudad que lo tiene todo. Un verano mágico e inolvidable. A Salzburgo pueden viajar los melómanos más exigentes, los gourmets más rigurosos, los amantes de la naturaleza, los deportistas más minuciosos, los perritos viajeros y, sobre todo, los niños.
Salzburgo es una ciudad preparada para recibir a los más pequeños porque, como decía, es una ciudad mágica y eso, les encanta a los niños… y a los no tan niños.

Aquí tenéis un video para ir abriendo el apetito.

Hellbrunn. Los juegos de agua
El Palacio de Hellbrunn, a las afuras de la ciudad, lleva más de 400 años sorprediendo a los que los visitan. Fue mandado construir por el príncipe-arzobispo Markus Sittikus con la intención de que fuera su residencia de verano. Un lugar de entretenimiento y descanso, pero en base a un concepto nunca antes visto. Santino Solari,

su arquitecto, quien también construyó la fabulosa catedral, creó, en tiempo récord, uno de los edificios más ostentosos del Renacimiento tardío, al norte de los Alpes.
Un palacio, sin duda, espectacular, pero cuanto menos curioso. Sin embargo, lo más interesante no reside dentro de la residencia, sino más bien, fuera.
Y es que, su ubicación, al sur de Salzburgo, permite que sus jardines se beneficien de la caudalosa bajada de aguas durante el deshielo, de la montaña Hellbrunner Berg. Así pues, el simpático Markus Sittikus pidió que se construyeran una serie de juegos de agua, al más divertido estilo manierista de la época, que actualmente son únicos en el mundo. Un teatro mecánico, unas misteriosas cuevas, unos ciervos que escupen agua, la corona que baila, las máquinas hidráulicas, incluso la propias mesa para comer… esconden divertidos resortes que sorprenderán a los pequeños visitantes y, en un día de mucho calor, harán las delicias también de los adultos que se atrevan a realizar el recorrido completo.
Pero eso no es todo, además el parque que rodea el palacio, fue construido artificialmente sólo en una parte, el resto es un biotopo natural de una belleza extraordinaria. Los paseos aportan un relax delicioso, gracias a los tilos, además de que el lugar invita incluso a practicar el deporte. Y volviendo a los reyes de la casa, hay además un gran parque de aventuras que podría conseguir agotar las baterías de los inagotables peques.

El Museo de las marionetas
Una propuesta de lo más original, es visitar el Mundo de las Marionetas, aprovechando que hemos llegado hasta la fortaleza Hohensalzburg. Lo que no es poco decir, porque está arriba, sobre la montaña, custodiando la ciudad.
Las marionetas ofrecen a los niños, una visión muy particular de la historia de la ciudad. Se hace un repaso, muy divertido y se explica con mucha pedagogía, quiénes fueron los príncipes-arzobispos, cómo era aquella época en que se formó la ciudad como tal, la navegación por el río Salzach, tan importe en la industria de la sal, se presenta el tema al maestro de maestros: Mozart, con un pequeño número de la mano de Papageno y Papagena, de la ópera “La flauta mágica” y de paso, explican cómo se viajaba en aquellos años; también se cuenta la historia de la revuelta de los campesinos en el año 1525… todo ello con humor y utilizando además marionetas que son verdaderas joyas. Y si los niños se portan bien, es posible que puedan tocar alguna de esas marionetas y jugar un poco con ellas.


El Festival de Verano. La Sommerszene
La música, tampoco puede faltar si pasamos un verano en la maravillosa ciudad de Mozart. Música para todos los gustos, para todos los oídos… y para todas las edades.
Este año, el festival tendrá lugar entre el 10 y el 21 de junio. Durante esos 11 días la ciudad se convierte en un escenario para el arte, presentaciones y representaciones contemporáneas, revisiones de temas más clásicos y algunas de las propuestas más rompedoras que uno pueda imaginar. Teatro, danza, performances e instalaciones… sí, como suena, alfombran la ciudad por doquier.
Ciertamente, en Salzburgo es posible acceder a cualquier tipo de concierto, por clásico que se nos antoje, pero durante esta semana larga, el contrapunto es absoluto: teatro, música, cine y artes visuales se dan cita en el programa de la Sommerszene. Cruce de fronteras y transgresión de límites, riesgo artístico, nuevas y rompedoras formas de presentación y una gran calidad en el arte es lo que caracteriza este festival cada año. Además, muchas de las actuaciones son gratuitas.
A veces, no es tan fácil disfrutar de algo tan moderno, pero por experiencia se, que a los niños, este festival les entra por los ojos y los vuelve locos. Se divierten, aprenden, cantan, bailan y se lo pasan fenomenal. Es toda una oportunidad para disfrutar de la ciudad de la música.

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