Los cruceros, como forma de viaje y de pasar las vacaciones, todavía tienen posibilidades de desarrollo en Europa, a pesar de que el Mar Mediterráneo, el norte del Océano Atlántico y el Mar del norte se han convertido en “carreteras” donde no es raro encontrarse con estos hoteles flotantes. Un informe de BREA elaborado para CLIA, la asociación internacional de compañías de cruceros, cifra en 52.310 millones de dólares (40.419,75 millones de euros) el gasto que los turistas y tripulaciones han realizado en los diferentes destinos en que atracan los barcos. En total, la industria mueve, de forma directa, indirecta e inducida, cerca de 117.150 millones de dólares y da empleo a 891.009 personas. Son cifras que se refieren a todo el mundo, pero que dan idea de la importancia de los cruceros como actividad económica y como forma de dinamizar y cambiar determinados destinos turísticos.
En noviembre se celebrará en Madrid el International Summit Cruises, un congreso que reunirá a los actores más importantes del sector en una ciudad que no cuenta con puerto y, por lo tanto, no se beneficia directamente de los beneficios que aportan los cruceros. Además, durante estas semanas tiene lugar en Barcelona la Seatrade Med Cruise Convention, donde también se darán cita los principales responsables de la industria. La importancia de los cruceros es tal que en los últimos diez años el número de pasajeros ha crecido un 77,3%, de los 12 millones de 2003 a los 21,31 millones de clientes el año pasado. Este incremento se ha debido a la democratización de esta forma de viaje y a las bajadas de precios, lo que ha permitido sumar como clientes a personas con el nivel adquisitivo medio.
Norteamérica y Europa, sobre todo el Mediterráneo, son las dos áreas principales para este negocio. En el continente europeo, el número de clientes ha crecido un 136,2% en los últimos diez años, hasta 6,4 millones en 2013. Y todavía puede hacerlo más, teniendo en cuenta que sólo en la Unión Europea viven más de 500 millones de personas. Está claro que no todas podrán acceder a este tipo de producto, pero las oportunidades que se abren en un mercado tan vasto son significativas. Para hacerse una idea, en una zona comparable en cuanto a población, el Norte de América, el número de clientes de cruceros fue de 11,82 millones en 2013, un 43,6% más que hace una década.
Radiografía del cliente en Europa
Como sucede en otros sectores del negocio turístico europeo, quienes más viajan en cruceros del continente son los británicos y alemanes, que suponen un 27% y un 26%,del número de clientes totales, respectivamente. Entre ambos mercados aportaron 3,42 millones de pasajeros en 2013. El resto de cllientes se distribuyen entre italianos, franceses y españoles, así como otras nacionalidades europeas. Es curioso ver que los turistas que más viajan en crucero son aquellos cuyo país cuenta con costa y, por lo tanto, con puertos. Es decir, que para atraer al turista de centroeuropa, las navieras tendrán que acercar al pasajero hasta los puertos de embarque de otros países. Es uno de los caminos que algunas empresas han estado probando, asociándose con algunas aerolíneas para transportar a sus clientes hasta casi el mismo barco desde zonas del interior de Europa.
Desde el punto de vista mundial, los viajeros estadounidenses son los que más uso realizan de los cruceros, con hasta 10,92 millones de pasajeros en 2013. Pero llaman la atención mercados emergentes, como el chino, que aportó 727.000 pasajeros en 2013 o el brasileño, con 732.000 pasajeros. En ambos países, los cruceros con un elemento de lujo al alcance de pocas personas, sobre todo teniendo en cuenta que los niveles adquisitivos de los ciudadanos de estos países son reducidos. Sin embargo, en la medida en que China y Brasil consigan sumar un mayor número de ciudadanos a las capas medias de la sociedad, la industria de cruceros puede obtener cifras significativas de crecimiento.
