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1493: descubriendo el Nuevo Mundo de Colón

Mapa del Océano Atlántico, de Battista Agnese (1544) | Fuente: Biblioteca Nacional

MADRID.- En las escuelas nos enseñan que Cristóbal Colón (1436/1456-1506) descubrió el continente sudamericano en 1492 tras una larga travesía desde España y con el patrocinio de los Reyes Católicos. La hazaña tuvo consecuencias políticas y económicas que duraron hasta bien entrado el siglo XIX. Lo que no se cuenta es el impacto que este descubrimiento tuvo desde el punto de vista biológico en el resto del mundo. Y, de forma muy relacionada con la biología, en la economía y la política.

1493: una nueva historia del mundo después de Colón, del periodista estadounidense Charles C. Mann, arroja luz sobre el proceso biológico que ocurrió tras el descubrimiento de América y que tuvo profundas consecuencias sobre la ecología de la Tierra. En los viajes que el almirante realizó entre España y Sudamérica no sólo transportaba indígenas, oro y otros productos, también llevaba elementos más imperceptibles, como bacterias, insectos o frutos que no se habían visto nunca en Europa. Hay que recordar que, tras la separación de los diversos continentes con la evolución de geológica de la Tierra, Euroasia y América no se habían vuelto a tocar y, por lo tanto, no se había producido un intercambio biológico entre ambos continentes desde hacía millones de años hasta la llegada de Colón.

De esta forma, con Colón se produce la primera globalización y el trasiego de elementos biológicos que se produjo se denominó “intercambio colombino”. El lector puede preguntarse, ¿de qué manera influyó esto en la historia? Pongamos uno de los muchos ejemplos que analiza y explica Mann en su libro. Los españoles hallaron plata en lo que hoy es Perú y el comercio de este metal aumentó en el siglo XV y XVI. La consecuencia inmediata fue una devaluación del valor de la plata y una crisis económica sin precedentes que afectó a Europa y China, y fue consecuencia de revoluciones en el continente.

Pero lo más llamativo son los ejemplos biológicos. Pongamos por caso la evolución de la malaria. Los europeos llevaron esta enfermedad al continente americano, donde no se conocía y por tanto sus habitantes no estaban preparados desde el punto inmunológico para soportarla. La consecuencia inmediata fue la muerte de muchos índigenas sudamericanos por estas enfermedades. Pero es que los colonizadores, bien sean españoles o ingleses y franceses en América del Norte, conocieron el tabaco y se dieron cuenta de que podían explotarlo comercialmente. Sin embargo, los propios indígenas caían enfermos y morían en las zonas de producción de la planta por enfermedades como la malaria. ¿A quién recurrir? Los africanos estaban esperando y se inició, en el siglo XVI, el comercio de esclavos africanos hacia las colonias americanas, ya que estas personas estaban genéticamente preparados para soportar la malaria, enfermedad que les afectaba en menor medida. Obra de mano barata y resistente.

El libro de Mann trata temas tan interesantes como estos y otros muchos, como la evolución del caucho y la goma con fines industriales. O la aparición de la agricultura intensiva y de consumo que hoy tenemos. El intercambio de plantas, semillas, insectos y bacterias entre los dos continentes llevó a uno y otro especies desconocidas que acabaron con otras autóctonas. Los agricultores fueron conscientes de que debían crear métodos para luchar contra plagas y enfermedades nunca vistas y así apareció la industria de los pesticidas. Por otro lado, nuevas semillas, métodos de cultivo y abonos permitieron incrementar las cosechas y dar de comer a un mayor número de personas. Como consecuencia, la población mundial empezó a crecer con ritmos que no se habían visto hasta entonces.

Si algo queda claro en la obra de Mann es que pequeños detalles, a veces imperceptibles y desconocidos, tienen consecuencias devastadoras o transformadoras años y siglos después. En general, la Historia se ocupa de los grandes acontecimientos, de sintetizarlos y hacérnoslos digeribles. Pero la realidad es que cualquier suceso está compuesto por multitud de detalles que rara vez se estudian y analizan para conocer su importancia. A ello se dedica el trabajo de Mann, que no es el primero en estos temas, pero sí que realiza un trabajo de síntesis y de agrupación de todos los conocimientos habidos hasta ahora, fundiéndolos en una sola obra.

Hay una cita que podría resumir todo el efecto del intercambio colombino: “el logro más importante de Colón fue, según la frase del historiador Alfred W. Crosby, volver a coser las costuras desgarradas de la Pangea” (página 33). Este es un patrimonio de toda la Humanidad y conocerlo puede ayudarnos a entender cuáles serán las consecuencias de los pequeños gestos que realicemos hoy.

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