Ya es diciembre y suenan los villancicos por todas partes, sin duda se acerca la Navidad, pero esto no es así de fácil en otros países del mundo. En otras ciudades, son otras las señales de que el gran día se acerca. En Salzburgo se mantienen las tradiciones alpinas y hay un gran número de acontecimientos folklóricos que nos anuncian la Nochebuena. Todo comienza a finales de noviembre, cuando la ciudad se alfombra con numerosos mercadillos de Adviento, de los que hablaremos más adelante. A principios de diciembre se organizan pasacalles en los que el Krampus y Perchten son los protagonistas. Krampus es ese demonio horripilante que viene a llevarse a los niños que han sido malos… es como el hombre del saco, pero mucho, mucho más feo y terrorífico, con cabeza de demonio y patas de cabra. Es el contrapunto de San Nikolas, el santo bueno, que va de verde y premia a los niños que han sido buenos con algún juguete, dulces… ¡¡y fruta!! Sí, fuera de España los niños comen fruta y les gusta. Krampus aparece la noche del 5 de diciembre y se lleva a los niños malos, mientras que San Nikolas les premia durante el día. Premia a los que Krampus no se ha llevado, claro.
Por otra parte, el Perchten, igual de aterrador y desagradable, es el demonio que viene para ahuyentar al invierno. Es un monstruo al que no le gusta el frío. Suelen ser blancos, muy peludos y con grandes cuernos y son seres con los que uno se puede encontrar desde principios de diciembre hasta finales de enero, especialmente en las zonas alpinas, boscosas y menos pobladas. Pero también en los desfiles que se organizan en el centro de la ciudad para que sea más sencillo. Desfilan los Krampus, los Perchten y hombres con máscaras de madera, cuernos, pieles de cabra, cencerros… y fustas. Aquellos que sean azotados con esa fusta (o en el mejor de los casos, tocados con ella) están de suerte, puesto que la leyenda cuenta que ese gesto es como si la mismísima suerte nos tocase y el año nuevo resultará todo un éxito en todos los sentidos.
Otra señal inequívoca de que se acerca la Navidad, son los conciertos, las misas y los recitales de literatura y es que Salzburgo es una ciudad con un nivel cultural a la altura de los más exigentes. De hecho, simplemente paseando por la calle, es posible toparse con un coro, oficial o improvisado y asistir a un concierto callejero de cánticos de Adviento o villancicos, cantados a capela o acompañados de instrumentos. Un lujo.
En Salzburgo, la Navidad empieza oficialmente a finales de noviembre cuando se inauguran los mercadillos de Adviento que se extienden por todas las calles y plazas de la ciudad. Es la excusa perfecta para que amigos se reúnan y después del trabajo para disfrutar del Espíritu de la Navidad que flota en el ambiente por doquier.
Las grandes estrellas de cualquier buen mercadillo son siempre esas tazas de glühwein o vino caliente y de ponche navideño. El primero es un vino cocido a fuego lento con azúcar, canela y diferentes especias, cuanto más olorosas mejor, que, si bien entona a cualquiera y le hace entrar en calor, lo cierto es que al día siguiente… también puede dar unas resacas importantes, así que cuidado. Mientras que el ponche, es algo parecido a una infusión, es decir, se hace cociendo diversas frutas que una vez han dejado en el líquido toda su esencia, se le añade un licor, ron por ejemplo, azúcar, siempre mucha azúcar y listo. Hay millones de variedades y no es aconsejable probarlas todas el mismo día, pero si hay tiempo, es todo un festival para el paladar.
También es posible comer algo. Recetas navideñas de cositas para picar: salchichas, langos (una especie de torta de masa frita, barnizada con aceite y ajo), patatas rellenas, sopas tradicionales servidas en hogazas de pan… platos que se pueden comer de pie en torno a una mesa alta. O bien, algo dulce… porque si hay alguien aficionado a la repostería, son los austríacos y una vez que uno empieza, es imposible parar. Poned especial atención a las galletas, que son todo un mundo a cual más deliciosa.
¿Qué más se hace en los mercadillos? ¡comprar! Multitud de objetos decorativos, adornos navideños, esferas de cristal como no veréis en ningún otro sitio, manualidades, artesanía, juguetes, coronas, todo tipo de regalos y para todo el mundo… es como un viaje mental del que uno vuelve agotado, pero completamente reconfortado. Hay que tirarse de cabeza, no os arrepentiréis.
Llega el 31 de diciembre y la ciudad se transforma. Se viste, se inunda, se contagia de alegría y no para hasta la mañana siguiente. El centro histórico y la famosa fortaleza Hohensalzburg se convierten en las protagonistas de todo. Conciertos y música empezando por el concierto de Nochevieja de la Orquesta del “Mozarteum” de Salzburgo en el “Großes Festspielhaus”. Y otros muchos como el de “Landestheater” de Salzburgo, en la Fortaleza “Hohensalzburg”, el Palacio de Mirabell y en muchos otros lugares de actuaciones.
A las doce de la noche, las campanas de la catedral dan la bienvenida al nuevo año que empieza y el cuento de hadas se rompe al son de todos los ruidos posibles. Empezando por los disparos de salvas que hace la policía de en el centro de la ciudad. Ruido para ahuyentar a los malos espíritus y garantizar la suerte durante el siguiente año. La gente contiene el aliento y desde la fortaleza se da salida a los primeros fuegos artificiales. Un castillo de fuegos sin parangón, que es seguidos por miles de fuegos tirados por casi cada ciudadano a nivel particular. ¿Es legal? No, pero en noche vieja hay que hacerlo, incluso la policía lo hace. Se cubre el cielo de colores, el ruido es ensordecedor y poco a poco se va cubriendo todo de humo y de un olor a pólvora que dice a gritos: ¡Feliz año nuevo!
Después suena la música y la gente recibe el año que llega con mucha alegría, cantan y bailan incluso por la calle, todo se llena de alegría y es el momento en que los amigos se regalan pequeñas figuras de cristal, plástico o incluso chocolate con forma de trébol, mariquita, monedas, escaleras, sombreros… son los augurios de año nuevo y la forma de decir a tus seres queridos cuánto los aprecias y todos los buenos deseos que tienes para ellos. También es el momento de los bleigissen, una forma de adivinar que nos depara el futuro, fundiendo piezas de plomo en una cazoleta y dejándolas caer de golpe en un bol de agua… las figuras que se formen en el fondo nos revelan que nos deparan los próximos 12 meses. Lo cierto es que, fiabilidad poca, pero la diversión está asegurada.
El 1 de enero, la ciudad está en calma. Sólo turbada por el Concierto de Año Nuevo en el Großes Festspielhaus”, en el “Mozarteum”, en el “Landestheater” de Salzburgo y en muchos otros lugares, lo importante es disfrutar en la ciudad de la música y prepararse para 2017.
Después de un Adviento movido y de una Navidad tan intensa, llega la tranquilidad y qué mejor forma de hacerlo, en la ciudad de la música, que precisamente disfrutando de una semana entera de melomanía en estado puro. La Semana de Mozart, que es la forma en que Salzburgo rinde tributo a su hijo predilecto, Wolfgang Amadeus. Representaciones, óperas, conciertos de orquesta, música de cámara y solos entonados por los mejores cantantes del mundo.
Este año se celebrará entre el 26 de enero y el 5 de febrero. Es el Festival de Música Clásica de Invierno. Este año con una gran novedad, porque ha pasado bastante tiempo hasta que los caballos de la Escuela Salzburguesa de Equitación, la Felsenreitschule se unan al festival de nuevo, bailando al compás del Réquiem de Mozart. Un espectáculo tan sobrecogedor como emocionante.
Junto a Mozart, como de costumbre, escucharán también obras de Beethoven y Haydn. La diversidad del programa ofrecido va desde Conciertos de Cámara y de Solistas hasta un programa de cine en la Residencia de Mozart (Mozart-Wohnhaus), pasando por diversos conciertos en museos. Todo aunando lo más divertido con un nivel musical incomparable y muy difícil de encontrar en cualquier otro lugar del mundo. Los conciertos serán interpretados, entre otros, por la Filarmónica de Viena, la Orquesta de Salzburgo y la Orquesta Infantil Mozart. Los melómanos y los nostálgicos tienen una cita ineludible en la ciudad de Salzburgo durante la Semana de Mozart, porque el programa es realmente bueno y el ambiente es fabuloso.
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