Stonehenge: historia, misterio y leyenda

Los monolitos de Stonehenge son fácilmente reconocibles. Lo difícil es saber su significado, ya que se trata de uno de los monumentos que más teorías y leyendas ha concentrado alrededor de su historia. Desvelamos partes del misterio de este punto de Inglaterra.
Conjunto de Stonehenge | Foto: VisitBritain
Conjunto de Stonehenge | Foto: VisitBritain

Los monumentos megalíticos resultan muy atractivos desde el punto de vista energético, puesto que solían edificarse sobre lugares de poder donde los rituales resultasen más efectivos. El círculo de piedras de Stonehenge es particularmente interesante para todos aquellos que buscan algo más que una buena foto en sus vacaciones, bien sea por su historia, sus leyendas o su significado real. Se encuentra a 4 kilómetros de la ciudad de Amesbury, en el condado inglés de Wiltshire.

Su nombre puede proceder de la palabra piedra (stone, en inglés) como elemento asociado a la muerte, al mundo del más allá y, al parecer, a los británicos del siglo XIII les recordaba a las picotas de las que se colgaba a los condenados a muerte en la horca. Por eso se le llamó Stonehenge: las piedras de la horca.

Qué es Stonehenge

A simple vista sólo se ve un grupo de grandes bloques de piedra de varias toneladas, que en un principio debieron estar distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas, constituidos por numerosos grupos de dos piedras de arenisca verticales a modo de jamba y una sobre éstas simulando un dintel.

Cada uno de los cuatro círculos era de menor diámetro, con un número decreciente de bloques de piedra, hasta llegar al centro en el que se encontraba el altar. El conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104 metros de diámetro y dentro de ese espacio se dispone la llanura de los agujeros de Aubrey: 56 fosas cortadas por una “avenida” de 23 metros de ancho y 3 kilómetros de largo, y que debió funcionar como camino procesional.

Al final de este camino se localiza la “piedra del sacrificio” (el altar) y, en frente, la “piedra talón”. Hablaremos de ellas más adelante. Según los expertos, la parte más antigua es el círculo de arena que rodea los megalitos y data del año 3.100 a. C.

¿Qué fue el conjunto de Stonehenge?

Los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre la función de Stonehenge. La versión más extendida es que este enclave sirvió como lugar ceremonial, con más círculos de piedra y amplias avenidas. Hay expertos que creen que debió completarse con madera, de la que no se conserva ya ningún rastro.

Según las excavaciones del proyecto Stonehenge Riverside, había un pequeño asentamiento, también ritual, de unas mil casas, muy cerca del círculo de piedra, lo que quiere decir que es probable que sus habitantes se trasladasen allí para celebrar fiestas y ceremonias en ocasiones señaladas.

Cerca de la zona de Stonehenge se piensa que debía encontrarse Woodhenge, una construcción de madera con un diseño similar y que estuvo unida al mítico río Avalon por una de las avenidas ceremoniales, cubierta de pedernal.

¿Para qué se usaba Stonehenge?

Aunque a día de hoy la comunidad científica no se pone de acuerdo, parece evidente que el círculo de piedras tenía una finalidad ceremonial, como un templo religioso y que, a su vez, serviría como observatorio astronómico.

Además, en el mismo se llegó a enterrar algunas personas de marcada importancia como parte del ritual. Y es que se han encontrado restos cremados de al menos 250 personas. Este hecho indica que no se trataba de un cementerio común, sino de un enterramiento reservado a sacerdotes, reyes u otras personas relevantes.

Otra hipótesis es la astronómica: durante el solsticio de verano el sol atraviesa el eje de la construcción de piedra al amanecer y más tarde se oculta iluminando el eje de Woodhenge. Es decir, que las dos construcciones funcionarían como un sistema de sincronización temporal, una vez al año, y muy relacionado con la agricultura. Hay que tener en cuenta que las sociedades neolíticas dependían de las cosechas que se producían de forma natural en determinadas épocas del año y daban un significado religioso a los momentos de mayor abundancia, como la primavera y el verano.

Hipótesis a lo largo de la Historia

Es cierto que nada se puede saber con seguridad sobre Stonehenge, ya que se trata de una construcción que era milenaria en tiempos de los romanos y, por lo tanto, no existen registros escritos anteriores sobre la misma. No obstante, siempre hay quien echa a volar la imaginación y escribe su propia historia al respecto, como fue el caso de Geoffrey de Monmouth (1100-1155). Este clérigo, famoso por escribir la sprimeras historias sobre Merlin y los reyes británicos, ideó la teoría de que el círculo estaba formado por gigantes petrificados, por lo que la gente comenzó a llamarlos la “Danza de los Gigantes”. Y fue él mismo quien dio vida a la leyenda en la que se explica que el mago Merlín habría llevado allí las piedras desde Irlanda con ayuda de unos ingenios que inventó y de su propia magia.

En el siglo XVII se popularizó la idea de que Stonehenge había sido un asentamiento construido por los druidas. Una idea que cuadra muy bien con la estética verde y apacible del lugar, pero que de cierta no tiene nada. Las leyendas en torno a esta posibilidad cobraron tal interés que incluso se pensó que alguna piedra caída en el centro del círculo podía haber sido el altar en el que se celebraban los sacrificios y los rituales en honor de los dioses de la naturaleza y se la llamó “la piedra del altar” o “la piedra de la matanza”, según lo escabroso o romántico de cada leyenda.

A principios del siglo XIX, sir Norman Lockyer se dio cuenta de que el solsticio de verano marcaba un punto importante en cuanto a la posición central del sol con respecto al círculo y que el margen de error era muy pequeño, debido seguramente a que nuestra medición del tiempo es imperfecta. Sin embargo, esto permitió hacer un cálculo aproximado de la fecha de construcción del círculo (finales del neolítico), teniendo en cuenta el momento en que la alineación del sol fue perfecta, sin ningún margen de error.

Hoy se sabe que el monumento se construyó a lo largo de más de 1.500 años por varias generaciones de recolectores-cazadores, es decir, pueblos que habían abandonado el nomadismo. En su levantamiento intervinieron ochenta generaciones y se fue realizando por fases, la última implicó el uso de los megalitos que hoy se pueden admirar.

La leyenda de Merlín

La más conocida es que Stonehenge fue obra de un tal Merlín el encantador. En el siglo XI, el señor de Saxon era el sanguinario Hengest, quien había masacrado a 300 nobles ingleses y el rey Aurelios Ambrosius (antepasado del propio rey Arturo) decidió honrar la memoria de sus amigos construyendo un monumento. Entonces a Merlín se le ocurrió hacerse con el fantástico anillo del gigante, es decir, con el círculo de piedra que entonces estaba en Irlanda.

Así que Merlín, acompañado del rey Uther, se fue a Irlanda, al monte Killaraus, donde la tradición dice que se localizaba el monumento. Al parecer, unos gigantes habían traído esas piedras desde África. Una expedición de los más fuertes hombres de Inglaterra trató de mover los inmensos monolitos, pero ante el rotundo fracaso Merlín los mandó a casa y teletransportó mágicamente las piedras hasta su lugar actual, donde además estaban previamente las tumbas de los nobles.

Así que, según esta versión, los verdaderos creadores de Stonehenge fueron unos gigantes, que pronto se extinguieron. Debieron ser los legendarios hiperbóreos, procedentes de la Península Ibérica. Ellos fueron también los creadores de las primeras formaciones megalíticas circulares en Portugal, después emigraron hacia el norte, siguiendo la costa y cruzaron hasta Britania y lo que después serían Irlanda y Escocia. Allí dejaron sus huellas y después desaparecieron.

El lugar de poder

Stonehenge es un lugar de poder por excelencia. Tradicionalmente se creyó que las piedras tenían poderes curativos que transmitían al agua y con ella se podía sanar a los enfermos. Ya he mencionado anteriormente que se asoció el círculo con los druidas, pero que en realidad ellos no hicieron sino utilizarlo para sus rituales cuando lo encontraron. Descendientes de aquellos sacerdotes han rescatado y recuperado algunos rituales que llevan a cabo en lugares como Stonehenge. Tocan arpas y trompetas al amanecer, queman inciensos, utilizan muérdago y hojas de roble y cantan sus rezos aprovechando la energía que emana de esas piedras curativas.

Pero, ¿por qué se dice que es un lugar de poder? En primer lugar, la disposición en forma circular entraña un significado esotérico y oculto, el círculo es un espacio de protección y el anillo es un símbolo de poder. El círculo separa lo sagrado de lo profano. Pero además hay dos grandes hileras de piedras, que están colocadas en forma de herradura, lo cual simbolizaba la luna menguante. El círculo era el sol y la herradura la luna.

Por otra parte, el solsticio de verano es una celebración asociada al fuego como elemento esencial de la naturaleza, un elemento que se ha tenido por mágico desde los orígenes de la Humanidad. El mismo ha representado la purificación, la fertilidad, por lo que no es difícil imaginar el poder que tiene un círculo de personas sentadas alrededor de una hoguera.

Curiosidades

Los 32 bloques de piedra arenisca y basalto que compusieron Stonehenge en un principio fueron transportados desde las montañas de Preseli, al suroeste de Gales. Y la piedra del altar fue traída de una región cercana a Milford Haven. La piedra altar y otra conocida como la “piedra talón” (que está fuera, donde empieza la avenida procesional) se alinean para mostrar la salida del sol el 21 de junio (solsticio de verano), mientras los dos montículos y menhires a los lados del foso circular están alineados para señalar la salida y la puesta de sol en el solsticio de verano y el equinoccio de invierno. Y también marcan la salida y la puesta de la luna, en el equinoccio de invierno.

La piedra altar mide 4,8 metros de largo y es de arenisca verde, aunque con un alto contenido en aluminio, que le reporta un curioso color cuando le da la luz del sol. Es un tono casi mágico.

Durante algunos años, los nuevos druidas celtas se reunían en Stonehenge para celebrar la fiesta de Lugh, el solsticio de verano, pero en 1985 se prohibió la utilización del lugar a fin de poder preservar mejor este monumento.

Actualmente, salvo por motivos especiales, no se permite a los visitantes caminar entre las piedras.

El precio medio de adulto es de 14,50 libras (aproximadamente 20 euros), la mitad para niños y existen descuentos para estudiantes y grupos. Los horarios de apertura varían según la estación del año y es requisito imprescindible reservar las entradas con antelación antes de acudir a la visita.

Cómo llegar a Stonehenge

Por carretera. Desde Amesbury, en la intersección entre la A-303 y la A344/360, tomamos el desvío hacia el oeste y seguimos un poco más de 3 km.

Desde el aeropuerto de Londres-Gatwick, hay que recorrer la autopista M23 que entronca con la M25 con dirección hacia el aeropuerto de Heathrow. Desde la M25, por la salida 12 seguimos hasta la M3 hacia Basingstoke y continuamos hasta la salida 8 que nos lleva a la A303 con dirección Andover. Y seguimos en esa misma carretera sin desviarnos, hasta llegar a una rotonda. Seguimos recto atravesándola, 3 km después a la derecha, para coger la A344. A unos 500m, está el parking, a mano derecha.

Desde el aeropuerto de Londres-Heathrow seguimos las indicaciones para la M4, al oeste. Seguimos 3 km. Salimos por la 4b hacia la autopista M25 con dirección sur. Seguimos las indicaciones hacia el aeropuerto de Gatwick. Desde la M25, cogemos la salida 12 hacia la autopista M3 con dirección Basingstoke y desde allí sólo hay que seguir las indicaciones anteriores.

En tren. La estación más cercana es la de Salisbury unos 15 km. Desde Londres, el tren sale de la estación Waterloo. Los trenes salen cada hora y el trayecto dura una hora y media más o menos. Desde Salisbury hay que tomar un autobús o un taxi para ir hasta Stonehenge. El autobús regular número 3 te lleva directamente y tarda media hora.

En autobús. Los autobuses salen del aeropuerto de Heathrow y de la Estación Victoria, en el centro de Londres. El viaje dura más o menos dos horas. La parada es Amesbury y desde allí quedan otros 3 km, que se pueden recorrer en autobús local o en taxi.

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