Salar de Uyuni en Bolivia

Cuando el Apolo XI viajaba a la Luna, al capitán Neil Armstrong le causó curiosidad una imponente mancha blanca en la región occidental del continente suramericano. Era el Salar de Uyuni, con sus más de 12.000 kilómetros cuadrados de superficie, el espejo de sal más grande del mundo.
Montículos de sal en el Salar de Uyuni | Foto: Ian Parker para Bolivia Turismo
Montículos de sal en el Salar de Uyuni | Foto: Ian Parker para Bolivia Turismo

Viajar por el más extenso salar de nuestro planeta es una experiencia difícil de expresar con palabras. Las sensaciones que produce la visión del Salar de Uyuni (Bolivia), cuya belleza y singularidad han tratado de inmortalizar las cámaras fotográficas de miles de turistas, se reduce a la voz “increíble”. El Salar se encuentra a cerca de 4.000 metros sobre el nivel del mar, en el oeste de Uyuni (antiguamente un importante centro minero) y se extiende como una enorme llanura total plana y blanca, sombra de un mar que cubría esta parte de tierra en épocas inmemoriales.

Aunque es posible llegar por carretera, nosotros realizamos su exploración por aire, en un antiguo Douglas Super DC-3. Las elegantes y estilizadas curvas del avión, el zumbido de los dos motores de hélice y la vestimenta de los pilotos (embutidos en cazadoras deportivas de piel marrón y cuello de felpa, y ataviados con las clásicas gorras de plato) anticipan el sabor añejo de un viaje atrás en el tiempo del que pueden disfrutar 20 personas por trayecto. La velocidad de crucero (370 kilómetros por hora) y la altura sobre la superficie terrestre (unos pocos cientos de metros), ambas muy inferiores a las habituales en los aviones a reacción, permiten disfrutar de excepcionales vistas, incluida la de la inabarcable salina blanca, el punto de llegada. El aparato parte dos veces por semana desde la ciudad de Cochabamba, en el centro del país, en un trayecto de una hora y quince minutos de duración.

Al descender por las escaleras del tiempo en este pájaro de lata no faltará quien piense que ya se ha jugado la vida al empezar este viaje, para descubrir inmediatamente un mundo de visiones: un mar blanco, un desierto de sal, con varias islas interiores, entre ellas la isla de Incahuasi y la isla del Pescado, que albergan una vida vegetal única, con cactus gigantescos que desarrollaron gran capacidad de aclimatación. Los actuales habitantes de los alrededores tienen en la explotación de la sal su medio de subsistencia, en su entorno hostil de bajas temperaturas y vientos helados. Además, en época de lluvias, el Salar está cubierto enteramente por una capa de agua, cuyo reflejo confunde cielo y horizonte, creando una atmósfera muy singular, pero que al mismo tiempo hace la superficie blanda y fangosa, lo que imposibilita atravesarlo.

Lagunas y volcanes

El Salar de Uyuni es un lugar que nos invita a entrar en contacto con lo más agreste de la naturaleza, ideal para los que gustan de la fotografía y el turismo aventura. El entorno es una vasta extensión rodeada de monumentales volcanes y lagunas que muestran una amplia gama de tonalidades verdes, rojas y naranjas que al mismo tiempo las identifican, y por complemento, cerca de la población de Uyuni, se puede apreciar un “cementerio de trenes”, con antiguas locomotoras abandonadas en medio del paisaje altiplánico.

El impresionante color rojo de la Laguna Colorada, poblada por millares de flamencos, componen un espectáculo imperdible. La superficie de la laguna es de aproximadamente 60 kilómetros cuadrados y tiene una profundidad promedio de 35 centímetros. Al sur de Laguna Colorada, y ocupando una superficie de 1 kilómetro cuadrado, hay un zona conocida como “Sol del Mañana”. Su principal característica es la intensa actividad geotérmica, volcánica y fumarólica que exponen los diversos cráteres esparcidos en la región, donde se puede ver lava y lodo en constante ebullición que, en determinadas horas del día, crea fumarolas de vapor a más de 100 metros de altura. Éste campo geotérmico está ubicado a 4.900 metros de altura.

Laguna Verde, cual gigantesca esmeralda, lanza un brillo singular en el atardecer. Su espejo de agua ocupa unos 17 kilómetros cuadrados y el color verde esmeralda proviene principalmente del alto contenido de magnesio en sus aguas. Flanqueada por los volcanes Juriques, Lincancabur y Sairecabur, la laguna, como en general la reserva de fauna andina, está poblada por tres especies de flamencos o “parihuanas”, denominados en lengua nativa, como los tokoko, chururo y jututo.

El Salar de Uyuni es una expresión orgullosa de la Naturaleza, hermosísima, muy especial, tranquila, blanca, inigualable. Es un lugar de libertad, casi religioso. “Tomo la sal entre mis dedos y siento enjambre de hombres remontar parajes asesinos, atravesar océanos de infinitas incertidumbres” (Otoniel Guevara).

Mapa de Salar de Uyuni

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