Qué ver en Nuevo Baztán

Hacemos un viaje por la Alcarria de Madrid para saber qué ver en Nuevo Baztán, Olmeda de las Fuentes y en Ambite.
Portada del Palacio-Iglesia de Giyeneche en Nuevo Baztán | Foto: David Fernández
Portada del Palacio-Iglesia de Giyeneche en Nuevo Baztán | Foto: David Fernández

Al sureste de la Comunidad de Madrid se encuentra la zona de La Alcarria, que coincide en parte con la ruta de las vegas, y entre los sitios que ver cerca de Madrid. Se trata de una región formada por la erosión del río Tajuña, afluente del río Jarama, con el que se une en Titulcia.

En este viaje por la Alcarria madrileña nos detendremos en Nuevo Baztán, Olmeda de las Fuentes y Ambite, pequeñas localidades con alguna curiosidad que les hace merecedoras de visita y de entrar en la lista de qué ver en Madrid.

Qué ver en Nuevo Baztán

Nuevo Baztán, al sur de Alcalá de Henares, es una de las mejores muestras de la Ilustración en Madrid. El municipio fue creado por Juan de Goyeneche en 1716, navarro que nació en el valle del Baztán, de donde dio nombre a su municipio. Goyeneche fue un industrial que obtuvo el favor del rey Felipe V, el primer Borbón, tras apoyarle en la Guerra de Sucesión al trono español. Con la creación de Nuevo Baztán, Goyeneche aplicó las ideas de Jean Baptiste Colbert, ministro del rey Luis XIV, quien fomentó el comercio y la industria francesa como política nacional.

El objetivo de Goyeneche era industrializar y dar vida a una región agraria despoblada, cercana a la corte madrileña y a Alcalá de Henares. Además, la puesta en marcha de este tipo de municipios tenía que servir para reducir el déficit comercial de España en la importación de determinados elementos, como los uniformes para el Ejército, que se empezaron a fabricar en las instalaciones de Goyeneche. O los jabones.

Nuevo Baztán: Palacio-Iglesia de Goyeneche
Palacio-Iglesia de Goyeneche en Nuevo Baztán | Foto: David Fernández

El municipio de Nuevo Baztán fue diseñado por José Benito Churriguera, conocido por sus retablos barrocos (dio nombre al estilo “churrigueresco”), como el de la Iglesia del Convento de San Esteban de Salamanca o el de la capilla del Sagrario, en la catedral de Segovia. Además, Churriguera era arquitecto y a él se debe el trazado de las calles de Nuevo Baztán y la situación de los edificios. De Churriguera es el Palacio-Iglesia que preside Nuevo Baztán.

Para crear Nuevo Baztán, Goyeneche compró diferentes terrenos en la zona. En la localidad instaló varias fábricas, pero Pozuelo del Rey le sirvió para mejorar el camino de acceso a la población desde Madrid. Muy cerca, en Olmeda de las Fuentes, Goyeneche instaló una fábrica de paños, una casa de tintes y un batán. En Ambite, una presa para el regadío de la zona más fértil, y en Orusco, que se encuentra en una margen del río Tajuña, instaló otro batán y una fábrica de papel (Goyeneche tenía el privilegio para explotar e imprimir la Gaceta de Madrid, el antecedente del actual Boletín Oficial del Estado).

Nuevo Baztán: plaza de festejos
Plaza de festejos de Nuevo Baztán | Foto: David Fernández

Sólo en Nuevo Baztán, Goyeneche establece una fábrica de cristales, otra de jabones (que llegó a generar 6.000 arrobas por año), otra de cerería, confitería y cueros, y otra de paños, sombreros, zapatos, medias y pañuelos. Al hilo de esta industria, en Nuevo Baztán se fueron instalando familias de artesanos y de agricultores, que fueron conformando el municipio, lo que explica su diseño.

Churriguera pensó en una gran plaza central que recibiría al visitante. Presidiendo la misma se encuentra el Palacio-Iglesia, esta última dedicada a San Francisco Javier. A los costados de la plaza, y en calles paralelas, se fueron distribuyendo las viviendas de los artesanos y agricultores, cerca del campo para no perder tiempo en la labranza.

La Iglesia del palacio, de estilo barroco clasicista, se puede visitar los domingos, en horario de misa, o bien bajo reserva previa con el propio Ayuntamiento de Nuevo Baztán, que organiza visitas. En la propia iglesia está enterrado Goyeneche, quien murió en 1735. Tras el palacio se encuentra la Plaza de las Fiestas, donde se organizaron corridas de toros, teatro y otros festejos. Está muy descuidada, pero todavía se pueden apreciar las balconadas con arcos. Y en el lado derecho de la iglesia, según la miramos de frente, se localiza la Plaza del Mercado, denominada así porque se usaba con ese fin.

Qué ver en Nuevo Baztán
Plaza del mercado de Nuevo Baztán | Foto: David Fernández

Es interesante acceder al Centro de Interpretación de Nuevo Baztán (antiguas bodegas de palacio), que hallamos en una callejuela que se abre a la izquierda del Palacio. En el mismo nos explican cómo se formó la localidad y se muestran algunos de los elementos que allí se fabricaban. Además, el Centro dispone de un audiovisual en el que Goyeneche y Churriguera relatan el nacimiento de Nuevo Baztán y las vicisitudes a las que tuvieron que hacer frente.

Se puede comer en los restaurantes de la plaza, pues el precio del menú en diario es asequible, unos 11 euros. La comida es tradicional castellana y el servicio es normal.

Qué ver en Olmeda de las Fuentes

En sus inicios se la conocía como Olmeda de las Cebollas y lo primero que merece la pena ver es la perspectiva del municipio desde el Centro de Interpretación de la Alcarria Madrileña, en la carretera M-234. Olmeda está construido sobre una loma y las casas encaladas se encaraman a la misma en un trazado de calles sinuoso.

Sin embargo, Olmeda de las Fuentes es interesante por el personaje que salió de allí. Se trata de Pedro Páez Jaramillo, el descubridor de las fuentes del río Nilo en abril de 1618. Sí, el primer avistador europeo del nacimiento del río más largo de África fue un español de una diminuta aldea cercana a la corte madrileña.

Páez nació en Olmeda de las Fuentes en 1564, pero se mudó a Coímbra (Portugal) en 1582, donde entró en la Compañía de Jesús. En ese momento, España y Portugal estaban gobernadas por el rey Felipe II. Era la época de las misiones y en 1587 Páez fue enviado a la India, donde concluyó sus estudios y fue ordenado sacerdote. Poco después, sus superiores decidieron que debía marchar a Etiopía para reanimar la misión jesuita que allí se encontraba. Sin embargo, antes de llegar a África, Páez, que viajaba acompañado de Antonio Monserrate, fue apresado por los árabes en la península arábiga, en lo que hoy es Yemen. Siete años permanecieron en cautiverio, fueron rescatados gracias al pago de 1.300 cruzados e incluso llegaron a servir en las galeras turcas.

Qué ver en Olmeda de las Fuentes
Vista de Olmeda de las Fuentes | Foto: David Fernández

En abril de 1603 Páez ya estaba en Etiopía, donde conquistó las mentes y los corazones de viejos (y nuevos) feligreses aprendiendo los idiomas de la zona, algo común en la estrategia jesuita de evangelización. Es en su libro Historia de Etiopía, campo en el que fue en referente en Europa, donde describe las fuentes del Nilo por primera vez.

Además de esta figura tan interesante, Olmeda de las Fuentes es recomendable por haber sido (y seguir siendo) residencia de varios pintores. La localidad cuenta con una ruta de los pintores para conocer las casas en que vivieron Álvaro Delgado (expresionista español y miembro de la Escuela de Vallecas), Francisca Temboury, Luis García Ochoa, Alberto Moreno, Vela Zanetti (famoso por sus pinturas sobre la vida en el campo castellano), Eugenio Granell, José Frau o Joaquín Valseiro, entre muchos otros.

En las calles de Olmeda existen diferentes hitos que nos van guiando por la ruta de Pedro Páez y por la ruta de los pintores, contándonos las vicisitudes de cada personaje. De esta manera es fácil perderse por las callejuelas empinadas del pequeño municipio.

Qué ver en Ambite

Ambite es el tercer pueblo en el que haremos parada. Se localiza en la ribera del Tajuña y asciende por un terraplén. En Ambite hay tres puntos relevantes que ver. El primero se halla a la entrada de la localidad y es el llamado Monumento a los ojos. Lo construyó Federico Díaz Falcón, madrileño de familia adinerada, en la década de los años sesenta del siglo XX. Se trata de tres arcos decorados con azulejos donde los ojos son los protagonistas. Nadie sabe por qué Díaz Falcón erigió este monumento. Fue un personaje bastante bohemio y uno de los primeros españoles en llegar al Círculo Polar Ártico. Los azulejos se realizaron en Talavera de la Reina por encargo de Díaz Falcón y algunos faltan porque han sido robados. En ellos aparecen figuras famosas, como Pelé o Raphael, pero otros contienen sentencias filosóficas. Una curiosidad inesperada a pocos kilómetros de la frontera provincial entre Madrid y Guadalajara.

Ambite: monumento a los ojos
Monumento a los ojos en Ambite | Foto: David Fernández

Ya en el pueblo existen otros dos atractivos para pasear por Ambite. El primero es el Palacio del Marqués de Legarda (o de los Peralta), una casona castellana del siglo XVII. Se encuentra en la parte alta del pueblo y en las afueras, siguiendo la calle del Teniente Coronel Madariaga, que parte de la plaza donde se sitúa el ayuntamiento y la iglesia (barroca) de la localidad. Por la villa de Ambite han pasado varios señores, los últimos fueron los Peralta, que llegaron a ocupar altos puestos en la monarquía de Felipe IV y en la Iglesia. El edificio sigue en pie y ha sido arreglado por el propietario privado que aún lo posee.

Ambite: Palacio del Marqués de Legarda
Palacio del Marqués de Legarda en Ambite | Foto: David Fernández

Y, a la izquierda del Palacio, nuestro tercer objetivo en esta visita: una encina (quercus ilex) casi milenaria. Este árbol se encuentra catalogado como singular en el listado oficial de la Comunidad de Madrid. Dependiendo la fuente que se consulte, la edad de la encina varía entre los 500 y los 700 años. Mide unos 20 metros de alto, se calcula que su copa tiene un diámetro de 28 metros y su tronco un perímetro de 3,60 metros. Tanto el palacio como la encina se encuentran dentro de una propiedad privada, aunque accesible, así que es obligatorio respetar el entorno.

Ambite: encina centenaria
Encina centenaria de Ambite | Foto: David Fernández

A la sombra de esta vieja encina se sentaban un caballero y una doncella en tiempos pretéritos. El árbol fue testigo de su amor, pero era una época de guerra y la batalla llamó al caballero. La doncella volvía todas las tardes a la encina para llorar la marcha de su amado, del que no tenía noticias. Los frutos que la encina dio en los primeros meses de marcha fueron dulces, mientras que tras un largo periodo de tiempo, las bellotas empezaron a amargarse. La tradición dice que, mezcladas en el suelo se hallan bellotas dulces y amargas y que la felicidad de los novios depende del sabor de los frutos que se escojan. Es una de tantas leyendas que recorren la vega del Tajuña.

Nota (6/4/2021): se ha modificado el precio del menú diario en los restaurantes de Nuevo Baztán, pasando de 23 euros a 11 euros.

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