Qué ver en los museos del Vaticano y Basílica de San Pedro

No es uno; son varios los museos que se pueden visitar en la Ciudad del Vaticano, el pequeño estado en el centro de la península itálica. Aunque la entrada permite visitarlos todos, hay diversas variedades. Y a ellos se suma la imponente Basílica de San Pedro.
Vista de Roma desde la cúpula de la Basílica de San Pedro | Foto: maxgen para Pixabay
Vista de Roma desde la cúpula de la Basílica de San Pedro | Foto: maxgen para Pixabay

Un viaje a Roma debe incluir una vista al Vaticano. En el interior de esta ciudad-estado se hallan los museos de arte católico más importantes del mundo, que comparten ubicación con el centro de poder religioso donde se asienta el papado de la Iglesia católica.

Las entradas a los museos vaticanos se pueden adquirir en la zona de acceso, pero también existe la posibilidad de reservarlas por anticipado. Se puede hacer en la propia web oficial, pero nuestra recomendación es que reserves un servicio de guía que vaya explicando el contexto de cada sala. Tan importante como ver y admirar las obras de arte es comprenderlas, porque si no, de nada sirve pagar los 16 euros, como mínimo, que cuesta la entrada.

Entrada sin esperar colas y con guía a los Museos Vaticanos, Capilla Sixtina y Basílica de San Pedro

Entrada sin esperar colas y sin guía a los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina

Web oficial de los Museos Vaticanos

Qué ver en los museos vaticanos

Para empezar, hay 26 ubicaciones que se consideran museos dentro del vaticano. No hay que asustarse, porque no todas son de gran extensión, pero en ellas se reparten las joyas pictóricas y escultóricas que guarda la Iglesia en su centro de poder. Aquí citamos y recomendamos los más importantes, pero si contamos con el suficiente tiempo, podemos visitarlos todos.

Empezamos con la Capilla Sixtina, quizá la sala más conocida y que guarda los frescos sobre la vida de Moisés, Jesús o el Apocalipsis. En la Capilla Sixtina colaboraron artistas como Pietro Perugino, Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio, Cosimo Rosselli. Pero los frescos más famosos son los que pintó Miguel Ángel por encargo del papa Julio II della Rovere, sobrino del pontífice Sixto IV, que es quien decidió dotar a la Capilla Magna de esta riqueza pictórica. Porque sí, la Capilla Sixtina es el “apodo” de la Capilla Magna y recibe ese nombre por Sixto IV, el impulsor de las pinturas.

Interior de la Basílica de San Pedro | Foto: TreptowerAlex para Pixabay
Interior de la Basílica de San Pedro | Foto: TreptowerAlex para Pixabay

Otra sala relevante, por el papel del papa que la ocupó, es el Apartamento Borgia. Se trataba de la residencia de Rodrigo de Borja y Doms, que fue elegido pontífice a la muerte de Inocencio VIII y que se conoce como Alejandro VI. Bajo su pontificado se produce el descubrimiento de América por parte de los europeos. El apartamento comprende seis ambientes que hoy albergan parte de la Colección de Arte Religioso Moderno de los Museos Vaticanos inaugurada por Pablo VI (1973): la Salas de las Sibilas y la Sala del Credo en la Torre Borgia; las Salas de las Artes Liberales, de los Santos y de los Misterios (definidas como “estancias secretas”) y, por último, la Sala de los Pontífices en el ala más antigua construida por Nicolás III (1277-1280). Las pinturas de las estancias secretas se encargaron a Bernardino de Betto, más conocido como Pinturicchio o Pintoricchio (el “pequeño pintor” por su baja estatura).

Además, entre las estancias que merece la pena ver se encuentran la Pinacoteca Vaticana, seis salas con pinturas que van del siglo XII al XV: cuadros de temática religiosa, pero cuya calidad es excepcional. Por su lado, el Museo Profano también es interesante, ya que está destinado a la exposición de las colecciones de arte suntuaria, camafeos, marfiles, cristales de roca y pequeños bronces y las colecciones de medallas pontificias.

Si te queda tiempo, todavía puedes visitar otras 22 salas.

Entradas para la Basílica de San Pedro

La Basílica de San Pedro es uno de los edificios principales de la Ciudad del Vaticano, donde el Papa celebra las homilías religiosas que se retransmiten a todo el mundo. Se supone que la basílica se levanta sobre el sepulcro donde fue enterrado San Pedro, el apóstol de Jesús que se considera el fundador de la Iglesia católica.

La primera edificación religiosa data del año 329, una vez reconocida la religión cristiana como propia del Imperio romano. En la primigenia Basílica de San Pedro se coronó a Carlomagno como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 800. El paso de los siglos hizo que la estabilidad de esta basílica se resintiese. En 1505, el papa Julio II encargó la restauración (y se podría decir que la reconstrucción) del templo al arquitecto Donato Bramante. Varios proyectos, la muerte del arquitecto, obras realizadas por sus continuadores… La basílica no acaba de ver la luz y en 1547 el papa Paulo III encarga a Miguel Ángel un nuevo proyecto. El genial artista retoma las ideas de Bramante, aplica sus propias formulaciones y concibe una gran cúpula encima del altar papal.

Hay que tener en cuenta que el nuevo diseño de San Pedro estaba influido por un Renacimiento refinado. Tras la muerte de Miguel Ángel, su discípulo Giacomo della Porta, con algunas correcciones, completa la obra que se puede admirar hoy. También se resuelve uno de los principales dilemas: planta central o longitudinal. El concilio de Trento decide que las iglesias deben respetar la forma de cruz latina que simboliza el lugar de sufrimiento de Jesús. Como San Pedro no acaba de tener esta forma, se propuso al arquitecto Carlo Maderno que ampliara lo hecho por Miguel Ángel, para lo que añadió dos alas laterales.

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Entradas para subir a la cúpula de San Pedro: vista panorámica de Roma

Visita en grupo reducido al Vaticano y la Basílica de San Pedro

Vista de Roma desde la cúpula de la Basílica de San Pedro | Foto: maxgen para Pixabay
Vista de Roma desde la cúpula de la Basílica de San Pedro | Foto: maxgen para Pixabay

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