Qué ver en la Patagonia Chilena

Viajar a la Patagonia es siempre, siempre toda una aventura. Sin embargo no vamos a hablar de la Patagonia famosa, de la Argentina, de la que ya todo el mundo conoce, sino de la otra, de la desconocida, de la prácticamente ignota e intocable, donde está el Cabo de Hornos y la Tierra de Fuego. De la Patagonia Chilena, que es un escándalo absoluto de viaje. Y hay que hacerlo.

Viajar a la Patagonia es siempre, siempre toda una aventura. Sin embargo no vamos a hablar de la Patagonia famosa, de la Argentina, de la que ya todo el mundo conoce, sino de la otra, de la desconocida, de la prácticamente ignota e intocable, donde está el Cabo de Hornos y la Tierra de Fuego. De la Patagonia Chilena, que es un escándalo absoluto de viaje. Y hay que hacerlo.

La Naturaleza en Estado Puro

En este marco vamos a encuadrar algunos de los paisajes y lugares más impresionantes de todo el planeta. Y creedme cuando os digo que no es una exageración. El Parque Nacional Torres del Paine, junto a su compañero el Parque Nacional Bernardo O´Higgins y el Monumento Natural Cueva del Milodón. Tres lugares excepcionales. Torres del Paine, simplemente hay que visitarlo. No creo que haya palabras para describir un paisaje semejante. Lagos, lagunas, ríos, montañas, las torres, por supuesto, glaciares, en fin, es el paraíso de los amantes de la Naturaleza. 181.000 hectáreas para uso y disfrute: el lago y el glaciar grey, las torres, la Montaña y el río Paine, La laguna Amarga, la Azul, la Verde, el lago Pingo, el glaciar Zapata… un sinfín. El Parque Nacional Bernardo O´Higgins es igualmente un paraíso, pero además es un sitio fantástico para parar a comer un buen cordero asado al estilo magallánico. Allí se puede disfrutar del glaciar más famoso: Valmaseda, u otros menos famosos pero igual de bonitos, como el Serrano. Y por supuesto, la historia del Milodón no tiene precio. Es como un oso perezoso prehistórico del tamaño de un hipopótamo, que se encontró en una cueva gigantesca, dentro del Parque de Torres del Paine y sólo el paseo ya merece la pena. Las excursiones están a la orden del día.

Pero desde luego no es lo único que hay que hacer en Patagonia. La palabra que lo define es biodiversidad, fauna y flora sin igual. Para disfrutar del avistamiento de algunos animales que sólo hemos oído mencionar, lo mejor es coge un barco y adentrarse en los fiordos para descubrir leones marinos, cormoranes, delfines… todo un mundo.

Deporte de todo tipo, posibilidades infinitas, desde esquí, escalada, senderismo o treking, hasta una excursión a caballo salvaje, un pingo, por la laguna Sofía. Una oportunidad única en nuestras vidas. Una de las formas más auténticas de sentir en la piel el modo de vida de la región y un inmenso e indescriptible sentimiento de libertad, antes tanta belleza, pero sobre todo, ante tanto territorio porque la vista no alcanza, especialmente a los europeos acostumbrados a espacios mucho más reducidos, a darnos una información aproximada de la grandeza a la que nos enfrentamos.

Refugios y pueblos de ensueño

A la hora de descansar, de cuidarse y de recuperar las fuerzas, un buen refugio, un hotel, una casita de pescadores… una delicia. Llegar cansado de un intenso día en la Naturaleza exige cierto grado de descanso y un nivel que se adecúe perfectamente a nuestras necesidades. Y que te esperen con la chimenea encendida y una copita de Pisco en la mano, es como para quedarse a vivir allí. Si además hay opción al spa, a un masaje o a cualquier otro mimo excepcional, la cosa ya raya el lujo. Tiendas de artesanía, cafeterías y restaurantes de lo más íntimo y unos pueblecitos de esos que nos recordarán cientos de películas.

El punto neurálgico es Punta Arenas, porque ahí es donde aterriza el avión, pero también es posible hacer todo el recorrido desde Port Mont hasta abajo, en un pequeño barquito que nos recordará un crucero por los fiordos. Desde Punta Arenas hacia abajo encontraremos el Estrecho de Magallanes y la Tierra del Fuego. Hacia el norte, después de Torres del Paine, está Puerto Natales, frente al fiordo Última Esperanza, cuyo nombre lo dice todo. Un pueblecito encantador en el que no será difícil encontrar un estupendo alojamiento y dedicarnos a disfrutar de la Patagonia, a pierna suelta.

Buena comida

Esto es indispensable en un viaje, porque sin buena gasolina el coche no anda. ¿Por dónde empezar? Mariscos. Los mariscos siempre son una buena manera de empezar la comida. Unas langostas extraordinarias, centollas, machas chilenas, almejas, navajas y hasta ostras. Aunque en realidad hay de todo. El marisco siempre es una buena idea. Después empanaditas. Rellenas de lo que quieras, carne, pescado, queso… más marisco. Carne. Por supuesto. El cordero al estilo magallánico es una verdadera delicia, también el ciervo, aunque lo más típico es el curanto, que si hay ocasión es algo que hay que probar. Pescados como el congrio, trucha, salmón, incluso ahumados… luego están los quesos y los embutidos. Y sobre todo las verduras, con especial atención a las judías verdes y a la calabaza, aunque ellos lo llaman porotos y zapallo, también el maíz (choclo). Todo muy sabroso.

De la hora del postre no se salva nadie. Porque si bien podemos mencionar un sinfín de frutas de las que en ocasiones, ni siquiera hemos oído hablar y con las que se preparan también unos zumos impresionantes, lo más destacado son los postres caseros, los que preparan las mamás. Dulces de leche, chocolate blanco, negro, con leche, almendras y frutos secos, una recomendación, los dulces de rosa mosqueta.

Y a la hora de beber, ya digo, zumos, infusiones, té de hoja de coca… buenísimo. Pero sobre todo recordemos que Chile es una zona vinícola de primer orden y que sus vinos no sólo son famosos, sino que merecen la fama que tienen. No tan conocida es su cerveza artesanal… y debería serlo porque es fabulosa. Pero mi favorito, sin duda, el Pisco. Es tradicional tomarlo en forma de cóctel, el Pisco Sour, pero en Patagonia lo hacen también con calafate (una especie de cruce entre el arándano y el cassis, que sólo crece allí), con maracuyá, con mango… el caso es innovar y, sobre todo, probar.

4 comentarios
  1. Hola, sólo quería hacer un alcance a una foto tomada por Alberto Peral que dice “langosta….en la región de Magallanes no tenemos langosta, y esa foto es de nuestra exquisita Centolla (king crab).
    Saludos,
    Marta

  2. Maria y Julián: Tierra del Fuego es una isla COMPARTIDA con Chile. La provincia se llama “Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”.
    Pido disculpas, como argentino, ante esta falta de información los que creo son mis compatriotas.
    Tantos años de odios fomentados por gobiernos de ambos lados han llegado a desinformarnos de tal forma que comentarios como esos sólo ayudan a la confusión general.

  3. Paloma: Interesante tu nota, pero “la tierra del fuego” no es sólo chilena, Tierra del Fuego es una provincia de Argentina cuya naturaleza y paisajes son inmensamente hermosos.

    Atte.

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