Escocia: castillos, Higlands y grandes ciudades

Escocia, tierra de leyendas y misterios celtas, preñada de castillos de sus grandes señores, pero también de ciudades que combinan bien lo moderno con lo clásico. Imposible hacer turismo sin dejarse llevar por su historia.
Los Highland games | Foto: VisitScotland
Los Highland games | Foto: VisitScotland

Escocia se alza constituida casi en su totalidad por los sedimentos de una cadena montañosa primaria. Una tierra en la que el desgaste producido por la fuerte erosión ha dado lugar a la aparición de paisajes nunca antes imaginados. Las duras rocas que componen esta región situada al norte de las Islas Británicas se adaptaron a las continuas presiones tectónicas favoreciendo la aparición de grandes fracturas que dividieron Escocia en cuatro grandes bloques: Higlands (Tierras Altas del Norte), Grampians, Lowlands (Tierras Bajas del Centro) y Uplands (Altiplanicies del Sur).

Las tierras altas, naturaleza en estado puro

Durante siglos, las Tierras Altas (Highlands) se distinguieron de las Bajas por tener una lengua, unas costumbres y una indumentaria diferentes. La historia de un pueblo, el celta, que ha quedado reflejada para siempre en el paisaje escocés gracias a la conservación de restos de asentamientos de esta cultura.

Una tierra de mitos y leyendas en la que se puede disfrutar de un paisaje que debe describirse como impresionante. El Ben Nevis, pico más alto del Reino Unido (1.344 metros), el Lago Ness, no sólo famoso por su increíble belleza sino por albergar en sus frías aguas (o no) a una gigantesca criatura marina. En las Tierras Altas noroccidentales se encuentran las cascadas más altas, las Eas Coul Aulin, al este de Kylesku, y Clo Mor, al oeste de Durness, los acantilados más grandes de Gran Bretaña. En definitiva, un paisaje que invita a realizar todo tipo de actividades al aire libre, ya sea jugar al golf o hacer senderismo de alto nivel por las encumbradas rutas de las montañas del Torridon.

Highland Games

Durante los meses de verano se puede disfrutar a lo largo y ancho del país de los Highland Games (de mayo a septiembre), tradicionalmente juegos de guerra en los que los clanes elegían a sus mejores guerreros. Fue ya en el siglo XI cuando los juegos empezaron a concebirse como un evento deportivo. En el siglo XVIII, con la invasión de los ingleses, llegó la prohibición de parte de las tradiciones escocesas y no fue hasta principios del siglo XIX cuando los juegos volvieron a celebrarse de nuevo.

Entre los juegos que se disputan destacan las pruebas de velocidad, fuerza y destreza, el “sogatira”, el “tira y afloja”… juegos que incluyen hoy en día pruebas más modernas como, por ejemplo, pruebas de bicicleta. La mayoría de las competiciones incluyen concursos de gaiteros y actuaciones de grupos escoceses, bailes tradicionales y sitios en los que poder disfrutar de una buena comida escocesa o beber un trago del mejor whisky del mundo. Uno de los momentos más importantes tiene lugar el día 4 de septiembre con la celebración del Braemar Gathering, la más importante reunión de clanes.

Aberdeen, la tierra del whisky y los castillos

Mirando al Mar del Norte y a Escandinavia se encuentra Aberdeen, la tercera ciudad más grande de Escocia. Capital marítima por excelencia, Aberdeen hace también gala de poseer ese ambiente característico de un centro eminentemente turístico. Así lo demuestra la amplia oferta de ocio, diurno y nocturno, de la ciudad de las rosas, flor por la que Aberdeen siente especial predilección.

Desde Aberdeen podemos acceder al Castle Trail, una ruta señalizada que nos llevará a conocer la riqueza arquitectónica de Escocia, sus fortalezas medievales, como el castillo de Kildrummy o el eduardiano castillo de Fyvie. Algunos castillos de la ruta, como el de Crathes, cerca de Aberdeen, son famosos también por sus parques y jardines.

Nos encontramos en la tierra de los castillos y en la del auténtico whisky de malta. En cualquier destilería de whisky de la zona se pueden ver los barriles de whisky en proceso de maduración, período que dura, al menos, cinco años y durante el cual se produce una evaporación natural que hace que se pierda cierta cantidad de whisky, pérdida que los escoceses denominan “la parte para los ángeles”.

Edimburgo, capital europea de la elegancia

La antigua función estratégica de la capital de Escocia, Edimburgo, queda patente en los muros del castillo, construido sobre una colina volcánica, que aún conserva elementos del siglo XIV. Sobre esta colina se extiende la ciudad antigua, que va hasta el Palacio Real de Holyrood (siglo XVII) pasando por la Iglesia de San Giles, construida entre los siglos XIV y XV, y las altas y estrechas construcciones de piedra que si antaño eran habitadas por la aristocracia, hoy en día, ya bastante degradadas, albergan a las clases más desfavorecidas.

Al Norte del castillo se alza la ciudad nueva, una auténtica joya del elegante urbanismo municipal georgiano de los siglos XVIII y XIX. Al Norte de ésta se encuentra el Puerto de Leith, que no fue anexionado a Edimburgo hasta 1920. Quizás la primera impresión que se lleve si viaja a la capital escocesa sea la de estar contemplando un paisaje urbano espectacular. Pero, si pasea por la Royal Mile y todas las callejuelas que conforman el núcleo del casco antiguo de la ciudad (Old Town), descubrirá la verdadera esencia de esta mágica ciudad.

Glasgow, ciudad victoriana por excelencia

Las grandes fortunas obtenidas por comerciantes y negociantes durante el siglo XVIII hicieron de Glasgow una exuberante capital que vistieron al más puro estilo victoriano, un tipo de arquitectura que se convirtió en seña de identidad de la ciudad más grande de Escocia.

The Lighthouse, centro escocés de la arquitectura, el diseño y la ciudad, estudia estos aspectos centrando su atención en Charles Rennie Mackintosh, arquitecto nacido en Glasgow que logró combinar lo novedoso, lo moderno, con el gusto por lo tradicional en todas y cada un de sus obras. La obra maestra de Makintosh es, sin duda, la Escuela de Bellas Artes de Glasgow, centro académico que todavía en la actualidad funciona como tal y en el que, además, se exponen obras decorativas, mobiliario y documentos originales de la época. El emblemático edificio, en el que se aprecian influencias japonesas, ofrece la posibilidad de ser visitado con guía en los meses de verano.

Pero la oferta cultural no acaba aquí, en Glasgow puede visitar, por ejemplo, el Hunterian Museum, el más antiguo de Escocia y la Hunterian Art Gallery, con sus grandes obras europeas. Como en las creaciones de Makintosh, en Glasgow se dan cita lo histórico y lo moderno, como la catedral (s. XII) y El Centro de las Ciencias de Glasgow.

No obstante, en medio de este fabuloso entorno arquitectónico, Glasgow nos sorprende con ser la dueña, también, de las mejores calles comerciales del Reino Unido, sólo superada por Londres. Si quieres conocer la ciudad haciendo “turismo de compras”, te invitamos a recorrer los distintos centros comerciales, como las Buchanan Galleries, Princes Square y las zonas peatonales de Sauchiehall Street y Buchanan Street.

El kilt

El kilt es, sin lugar a dudas, la prenda más típica de Escocia. Se trata de una falda de diseño tartán (a cuadros) que tiene una peculiaridad: no la visten las mujeres sino los hombres. En la actualidad el kilt sólo se utiliza en grandes ocasiones como convenciones, bodas, etc. y su color varía en función del clan al que pertenezca la persona que lo lleva.

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