El museo que guarda todos los perfumes

El Museo del Perfume de Andorra alberga una rica colección de esencias y frascos que nos permiten viajar por la historia de este accesorio, tan importante hoy en día, y que ha marcado diversos momentos de la Humanidad.
Más frascos de diseños originales para esencias y perfumes diferentes | Foto: David Fernández
Más frascos de diseños originales para esencias y perfumes diferentes | Foto: David Fernández

Un perfume es capaz de atraparnos, puede llegar dentro de nuestro ser para no olvidarlo jamás o para asociarlo a una persona especial. El olor nos envuelve para hacernos soñar o nos trae reminiscencias de otros tiempos. Aunque estas sensaciones son muy personales, el Museo del Perfume de Andorra sirve para darles un contenido más prosaico y acercarlas a la realidad material.

Este particular espacio nos permite recorrer la historia del perfume, que va más allá de marcas como Chanel o Gucci. Para visitarlo debemos acudir a Escaldes, un municipio pegado a Andorra La Vella. El museo fue idea de la familia Juliá, famosa por la tradición de sus productos cosméticos. En el mismo se repasan los orígenes del perfume y cuentan con una variada colección de frascos, desde uno de origen egipcio, hasta las últimas innovaciones en cuanto a diseño.

Un viaje a través del perfume

Si escarbamos un poco, nos daremos cuenta de que el perfume nos puede servir de hilo conductor por la Historia a través de diferentes continentes. ¿Os atrevéis a seguirnos en este viaje tan peculiar?

Empecemos diciendo que “perfume” significa a través del humo, una muestra de que las esencias olorosas nacieron muy ligadas a la religión como forma de comunicarse con las divinidades. Desde la segunda mitad del siglo XIII a. C. ya existían listas de ingredientes usados para la fabricación de fragancias. Sin embargo, como en muchas otras cosas, la mayor información sobre el perfume en la antigüedad proviene de los relieves y tumbas egipcias, así como de las pinturas que se encuentran en los vasos griegos y romanos. De hecho, el Museo de Andorra cuenta con un contenedor de khôl egipcio, esa pintura negra que se usa para perfilar los ojos, y que además tiene propiedades antibióticas. Parece que se descubrió en el siglo VII a. C. y se sigue usando hoy.

Los egipcios concedían mucha importancia a la imagen y al cuidado del cuerpo, y quienes podían permitirse estos lujos eran las clases altas de esta sociedad. Máxime en un región de altas temperaturas, donde el calor hacía inexcusable el baño. Con griegos y romanos se puede aplicar la misma deducción. Estos seguían todo un ritual, ya que después del baño se embadurnaban con aceites aromáticos buscando las propiedades “mágicas” de esos olores. Toda esta cultura aromática pasó a los griegos y de estos a los romanos.

La escisión del Imperio Romano, su desintegración y la aparición de los diferentes estados europeos, con la prevalencia de la Iglesia cristiana, supuso la estigmatización de la perfumería. Así que el testigo de su evolución pasó a los árabes, ya que sus pensadores se dedicaron al desarrollo de la alquimia. A Avicena (filósofo y médico árabe del siglo I) se atribuye el invento del serpentín de enfriamiento, clave para la fabricación de perfumes. Cada uno aportó su granito de arena y el producto se fue mejorando.

Los árabes llegaron a la Península Ibérica y con ellos el perfume volvió a Europa. Empezó en Francia, país que se convirtió en la joya de esta industria, y así Granada y Sevilla se transformaron en centros perfumistas de la misma importancia que Bagdad (Irak) o Damasco (Siria). E incluso cuando toca a su fin la Reconquista de la Península Ibérica por los diferentes reinos cristianos, en el siglo XV, se permite a los perfumistas árabes permanecer en los nuevos reinos. Además, el clima de la primitiva España también era muy propicio para las plantaciones de jazmín, cítricos, lavanda y otras hierbas aromáticas que formaban parte de la composición del delicioso líquido.

Un dato curioso es que el rey francés Felipe II Augusto aprobó un estatuto en 1190 en el que regulaba la profesión de perfumista. Se podía vender en casas y mercados, eran necesarios 4 años de aprendizaje y 3 de oficial para ser maestro perfumista. El estatuto lo ratificaron reyes posteriores y Francia se convirtió en un referente del mundo del perfume.

Esencias por doquier

Los perfumes se usaban de diferente manera en un continente o en otro, por ejemplo, en la India, los libros sagrados mencionan setecientos productos para la fabricación de esencias, entre los que destacan canela, nardo, mirra, madera de sándalo y jengibre. Y entre las setenta y cuatro artes del Kamasutra, perfumarse es una obligación para un disfrute erótico y sensual de la pareja.

Por su lado, los chinos eran más ceremoniosos con los perfumes y apreciaban absolutamente la naturaleza: la jardinería natural era un arte (frente a la artificial de los japoneses). De hecho, Japón, tras la introducción del perfume por los chinos, lo usó como un elemento fundamental en la literatura erótica. Se creó el culto al incienso a través de la ceremonia del Ko-Kwai, quemando siete tipos diferentes en una ceremonia en la que las personas que se lo van pasando con suma elegancia y solemnidad.

Frascos y diseño

La historia del perfume no sólo son sus esencias, también el diseño de los frascos que las contenían. En este sentido, el museo de Andorra dispone de una colección muy completa, con recipientes que van desde los primeros siglos de la época cristiana, hasta las últimas innovaciones en diseño contemporáneo.

Los egipcios fabricaban y exportaban recipientes en diorita y alabastro. Griegos y romanos usaban cerámicas decoradas hasta la aparición del cristal en el siglo I a. C. Los romanos inventaron el pomander, un recipiente circular de oro o plata, con piedras preciosas incrustadas, y que en su interior llevaba pomadas perfumadas. Podía llevarse colgado al cuello o la cintura. Y de aquí a los siglos XVII y XVIII, donde el enfrascado se convirtió en arte tan hermoso casi como el propio aroma del perfume en sí.

¿Alcohol o aceite? Ahí está el secreto

Por otro lado, uno de los hitos más importantes en la historia del perfume es la introducción del alcohol. Hasta bien entrada la Edad Media, el perfume era un compuesto de aceites. Sin embargo, las propiedades del alcohol como disolvente y sus facultades para absorber y fijar sustancias animales, resinas y aceites esenciales no pasaron desapercibidas. No sabemos a ciencia cierta si los primeros en usarlo fueron unos frailes del convento de Santa María Novela de Florencia o si fue la reina Isabel de Hungría, en el siglo XIV, cuando creó su famosísimo l’eau hongroise, con cedro, trementina, romero y alcohol. La envidia de las demás damas de la Corte. El caso es que desde este momento, el alcohol pasa a ser uno de los componentes principales de todo perfume.

La decadencia de Italia y España como potencias políticas y económicas en Europa lleva la riqueza hacia los países del norte: Inglaterra, Francia, Alemania… y el perfume se fue también con ellos. El auge de la clase burguesa después de la Revolución Francesa hace que surjan en Francia las primeras marcas industriales de perfumes: Piver y Houbigant, que abren sus puertas en 1774. Después destacaría el perfumista Pierre François Lubin, primer exportador de perfumes a EEUU. Creador del famoso Eau de Lubin, compuesto por bergamota, limón, geranio, lavanda, mirto, nerolí, benjuí y almizcle.

La historia del perfume se extiende hasta nuestros días y el museo de Andorra es una buena oportunidad para recorrerla y disfrutarla. Además de la muestra permanente de frascos y esencias, en el recinto disponen de un documental en el que se realiza un repaso por la historia de los perfumes y cuentan con diversos espacios interactivos para experimentar. Quizá, la mejor parte.

Datos útiles

Cómo llegar: el Museo del Perfume-Fundación Juliá Bonet se encuentra en Andorra, en la parroquia de Escaldes (justo al lado de Andorra la Vella). La dirección es Av. Carlemani, 115, primer piso. Para llegar a Andorra sólo hay dos opciones: o entrar en coche a través de España o hacerlo desde Francia.

La visita se puede hacer por libre, aunque es conveniente visualizar el documental en el que explican la historia del perfume de forma muy completa y concisa. También se puede reservar una audioguía.

2 comentarios
  1. El olor siempre ha sido un factor muy importante en el desarrollo de todas las culturas. A nivel personal es, además de un atractivo (o repelente) poderoso, un potente evocador de lugares y momentos y en muchos lugares han sabido sacarle provecho editando, por ejemplo, perfumes de época. Siempre recordaremos la colonia con la que, en ocasiones, el hotel Lapa Palace de Lisboa daba la bienvenida a sus huéspedes, inspirado, decían, en el que le gustaba utilizar a, creemos recordar, la reina María I de Portugal.

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