Por mucho tiempo que pase, Hacía rutas salvajes (Ediciones B, 2016) de Jon Krakauer seguirá siendo un libro presente por la profundidad de los temas que plantea. Este periodista, especializado en temas de montaña y periodismo de investigación, realiza un recorrido por la vida del joven Chris McCandless, quien encontró la muerte por inanición en un rincón de Alaska sin que nadie sepa muy bien por qué. A primera vista parece un argumento sencillo sobre las vicisitudes de un extremista de la vida en la naturaleza. Pero es algo más.
Krakauer escribió este libro para ampliar la información que relató en la revista Outside sobre la muerte de McCandless. Para ello, el periodista habla con todas aquellas personas que conocieron al protagonista, lo trataron, estudiaron con él o le llevaron en sus coches cuando le recogieron haciendo autostop. De esta manera, Krakauer construye una visión poliédrica sobre Chris McCandless, su personalidad independiente, sus motivaciones para viajar y mezclarse con la naturaleza, su voluntario apartamiento de la civilización y sus últimos días y horas en Alaska.
Pero el libro de Krakauer habla de algo más; lanza cuestiones que hoy siguen estando vigentes. Sobre todo en una sociedad tan desestructurada como la que vivimos. Krakauer recorre el interior de los EEUU, tan diferente a las grandes ciudades, con sus propios problemas y obsesiones que no tienen nada que ver con la vida urbanita. Es esta idiosincrasia, y el olvido sistemático por los políticos de Washington, lo que ha llevado a ese interior a votar Donald J. Trump, el actual presidente de los EEUU. El libro también aborda, sin hacerlo explícito, un modelo de relaciones familiares que en España es inconcebible. Son relaciones de desapego, en las que lo habitual es que los hijos acaben viviendo en estados que distan kilómetros de donde desarrollaron su vida juvenil y de sus propios padres. En EEUU, la emancipación es mucho más temprana que en otros países desarrollados, aunque la crisis económica que azota el mundo occidental desde hace 11 años también ha ralentizado esto. Un mercado de trabajo más dinámico y la propia geografía del país, que se mueve de la costa del Atlántico a la del Pacífico, con cuatro zonas horarias diferentes, hacen posible que las familias se desperdiguen. Y ello implica una forma de desarraigo, y de entender las relaciones entre padres e hijos, muy particular.
De estas relaciones entre padres e hijos habla también Hacia rutas salvajes, porque la familia de Chris McCandless no conoció nunca a su hijo y éste tampoco acabó por entender en ningún momento a sus padres. Esta incomunicación entre familiares (en una historia que se remonta a los años 90 del siglo pasado) está de plena actualidad, hoy motivada por otras causas. Parece que en sus últimos días, McCandless empezó a comprender. Quizá la dura experiencia de sobrevivir en Alaska, y las reflexiones sobre los libros que leía, le llevaron a entender y perdonar a sus padres. La perdición de McCandless, física y emocional, parece que se debió a la superior soberbia de ser veinteañero. Quién sabe, ni siquiera esto quedó claro en el momento de su muerte.
Por último, el libro de Krakauer muestra ese otro EEUU, que también existe en el resto de países desarrollados. Es la nación de los “vagabundos motorizados”, personas que se apartan del sistema para vivir encima de una moto o en un coche, recorriendo diferentes lugares. Se trata de una sociedad paralela que no aparece en las estadísticas, pero que es real.