Cómo pasar la aduana en Australia

Tenemos nuestro viaje preparado a Australia, el país-continente, nos montamos en el avión, llegamos a la aduana y, ahora, ¿qué? Te contamos qué se puede introducir en el país, cómo hacerlo y con cuánto dinero viajar.
Aduana de Sidney
Aduana de Sidney
Aduana de Sidney
Aduana de Sidney

Australia es uno de esos destinos mágicos que se presentan en nuestra imaginación como uno de los grandes viajes de nuestra vida. Es, además, un viaje largo y caro. Sin embargo, llegar hasta el país asiático no es fácil y, una vez en el mismo, la primera prueba de fuego será cruzar la aduana sin problemas.

Para empezar, está prohibido entrar en Australia con plantas o animales. Por el mismo motivo, tampoco se permiten ciertos alimentos, como los embutidos o las verduras. Antes de aterrizar, en el mismo avión facilitan la tarjeta de aduana, la Incoming Passenger Card, que se debes rellenar. Es el momento de declarar todo aquello que lleves contigo y que no sea estrictamente ropa, como comida, bebida, cualquier líquido, medicamentos, tabaco (porque no se permite introducir más de dos cartones por persona) y, atención, lo que ellos consideran exceso de dinero en efectivo, unos 10.000 dólares australianos. Todo esto hay que declararlo.

Aduana australiana
Aduana australiana

Lo más divertido viene ahora. Como decíamos más arriba, sólo se pueden introducir 250 cigarrillos y un máximo de 1.125 ml de bebidas alcohólicas sin tener que pagar impuestos. Se pueden introducir regalos por un valor, en total, de 400 dólares australianos (260,88 euros o 284,30 dólares estadounidenses) o 200 dólares australianos, si eres menor de edad (1 euro equivale a 1,54 dólares australianos, mientras que 1 dólar estadounidense equivale 1,41 dólares australianos). Cuando entramos como turistas está permitido introducir ciertos productos de uso personal, que el viajero se comprometa a sacar de nuevo del país, cuando se vaya. El resto, es decir, lo que exceda lo permitido o ciertos objetos y regalos, por ejemplo, electrónicos, pagan sus impuestos extra. Se llaman “Duty free customs”. Un caso, si llevamos nuestro ordenador personal y tiene más de un año, se considera eso, de uso personal, si no, es muy probable que tengamos que pagar la tasa de bienes y servicios.

Además, hay productos estrictamente prohibidos: lógicamente las drogas, los esteroides y las armas de fuego, pero también los artículos de piel de perro (como suena), diamantes de Libia o Sierra Leona y productos tóxicos. Se puede consultar una lista detallada aquí.

Así pues, si la paranoia contra el contrabando es grande, la de la emigración ilegal es aún mayor. Esto significa que si viajas solamente con billete de ida te van a inspeccionar hasta el cerebro. Las personas que viajan solas con billete de ida, con poco dinero y/o sin una dirección de estancia son sospechosas de querer quedarse a vivir allí “ilegalmente” y los australianos no se tocan el corazón, ni un poquito, a la hora de deportarlas de vuelta a su casa. ¿Qué hay que hacer? Después de declararlo todo, absolutamente todo, en la tarjeta de entrada y de pasar por el Red Channel, donde el equipaje será revisado, hay que tener a mano todos los documentos en regla, especialmente el visado. Llevar algo de dinero en efectivo, pero tener una cantidad suficiente en la cuenta del banco para mantenerse en el país durante nuestra estancia, sin tener que trabajar allí (esto no se aplica a los que lleven visado con permiso de trabajo, claro está). Calculemos unos 100 dólares australianos por día para que en la aduana se queden tranquilos.

Recomendaciones para no tener problemas. No llevar productos prohibidos, declarar todo lo que se lleve, tener los documentos a mano: pasaporte, Incoming Passenger Card, dirección de estancia (hotel, hostal, etcécera), un plan de visitas o una ruta a seguir, dinero en efectivo y un extracto de la cuenta del banco con unos 60 euros diarios, mucha paciencia y una sonrisa. Puede que las normas nos parezcan ridículas (porque muchas lo son) pero son sus normas y están para cumplirlas y, si queréis disfrutar del viaje desde el principio, lo mejor es empezar con buen pie. En el peor de los casos, y aunque probablemente os insten a rechazar este derecho, nosotros recomendamos siempre ponerse en contacto con la embajada de vuestro país para estar seguros de que todo se hace de la mejor manera y se hacen valer vuestros derechos.

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