Qué ver en Rotterdam en un día

Los lugares de interés que ver en Rotterdam abundan. La ciudad holandesa es un ejemplo del uso de la arquitectura dirigida al ciudadano y una excusa perfecta para disfrutar de su cultura y ocio.
Atardecer en Rotterdam con el Euromaast en primer plano | Foto: Rotterdam Tourism
Atardecer en Rotterdam con el Euromaast en primer plano | Foto: Rotterdam Tourism

Si uno piensa en Holanda, visitar Rotterdam no es la primera idea que se le viene a la mente. Gran error. Además de Ámsterdam, el país de los canales cuenta con otras ciudades no menos conocidas y también importantes. Rotterdam es una de ellas, una localidad al sudoeste de los Países Bajos donde la arquitectura y la cultura son las protagonistas. Como muchas ciudades del norte de Europa, Rotterdam fue bombardeada por los nazis durante la II Guerra Mundial y varios incendios asolaron buena parte de lo que hoy constituye su casco antiguo. A partir de los años 60 del siglo pasado, las autoridades de la ciudad decidieron dar un impulso a la misma a través de su trazado y arquitectura.

Las casas cubo en Rotterdam | Foto: David Fernández
Las casas cubo en Rotterdam | Foto: David Fernández

Entre los lugares a visitar en Rotterdam y que ejemplifican este cambio se encuentran las “Casas Cubo” (Kubuswoning, en la calle Overblaak, 70), del arquitecto Piet Blom, un proyecto que consta de 38 viviendas cúbicas y de fachada amarilla. Cada cubo es una vivienda repartida en tres plantas, que totalizan una superficie de 100 metros cuadrados. ¿Quién se imagina que en el centro de Rotterdam se puede encontrar a gente viviendo en pisos cúbicos como si fueran cabañas en un árbol? Para los curiosos existe una vivienda de demostración, a la que se puede acceder pagando un pequeño precio, y que permite apreciar esta interesante construcción desde el interior. Paredes inclinadas, muebles a medida para aprovechar los rincones, espacios justos y vistas diferentes.

Grandes construcciones

Haciendo un poco de turismo por Rotterdam descubriremos que es una ciudad de contrastes. Se pueden contemplar por toda la localidad edificios de pocas plantas frente a otros más monumentales, bien de viviendas o de oficinas. Impresionante es el puente Erasmus, también conocido como “El Cisne”, que cruza el río Maas para unir la zona Norte y Sur de la ciudad. Su longitud es de 800 metros y es una idea del arquitecto Ben van Berkel, con una zona móvil para el paso de grandes barcos. Y es que Rotterdam sigue siendo el tercer puerto en importancia de toda Europa.

Gracias al puente Erasmus podemos llegar a Kop van Zuid, un espacio reconstruido de la ciudad dentro del río y en la que destaca la que fue antigua terminal de la firma de cruceros Holland America Line. Esta parte se ha convertido en una zona de residencia para los estudiantes y cuenta con un moderno hotel con vistas al puerto y al río Maas.

El transporte por el río Maas se realiza a través de lanchas | Foto: Rotterdam Tourism
El transporte por el río Maas se realiza a través de lanchas | Foto: Rotterdam Tourism

Muy cerca del famoso puente se encuentra el Euromast, al lado del Het Park. Se trata de una torre de 185 metros de alto construida en los años 60. Desde la misma se puede apreciar toda la ciudad, además de poder degustar el variado menú que ofrece su restaurante, ubicado en las alturas. No es la única sorpresa, ya que en la planta superior del mirador se encuentra un hotel de lujo con sólo dos habitaciones para los más atrevidos. En verano, desde esta torre se organizan descensos en rappel hasta la misma base.

Entre los inicios de las culturas

Otro punto interesante y una parada que merece la pena en nuestra visita a Rotterdam es el Wereldmuseum (calle Willemskade, 25), que se puede traducir por Museo de las Culturas. Es un edificio de mediados del siglo XIX en el que se exponen diversas colecciones de marcado carácter antropológico. En su interior alberga objetos budistas (cuenta con uno de los templos más completos de esta religión), africanos, japoneses, tibetanos e iberoamericanos. En sus salas, repartidas en 3 plantas, podremos perdernos y aprender un poco más sobre las costumbres de otros pueblos milenarios que han influido en la cultura y sociedad moderna. La entrada es gratuita para la colección permanente y cuesta 2 euros para las temporales.

Skyline de Rotterdam | Foto: Rotterdam Tourism
Skyline de Rotterdam | Foto: Rotterdam Tourism

Se pueden citar otros rincones de la ciudad que no hay que perderse, como el Museo Boymans Van Beuningen (calle Museumpark, 20), con una exposición sobre Van Gogh, artista fetiche en Holanda, o el Stichting Nederlands Architectuurinstituut (Instituto de Arquitectura), justo en frente. Y así hasta el infinito, porque las posibilidades de Rotterdam en cuanto a cultura y arquitectura son muchas. ¿Qué hacer en una ciudad en la que la mayor parte de lo que puede visitarse está cerca del río, que la atraviesa para desembocar en el Mar del Norte? Pues verla desde el mismo río. Esta es la curiosa opción de la empresa Splashtours: un autobús anfibio que nos dará una vuelta por la ciudad en carretera… y por el río. No es un error, este bus llega al puerto de Rotterdam y se introduce en las aguas del Maas para visitar la ciudad desde otra perspectiva.

Compras y vida nocturna

Por otro lado, la ciudad que vio nacer a Erasmo de Rotterdam no sólo ofrece cultura. En Holanda se conoce a Rotterdam como la capital del dance y cuenta con bastantes discotecas en las que disfrutar de la noche. Eso sí, aunque en la ciudad habitan 500.000 almas, al caer la tarde, sobre todo en el invierno y la primavera, la gente se recoge muy pronto. El horario europeo es distinto al mediterráneo y por ello se puede caminar por calles casi desiertas, aunque salpicadas de algún que otro coffee shop que hará las delicias de los aficionados a fumar mariguana. Porque, en Holanda, fumar esta droga es completamente legal.

En Rotterdam no falta la diversión | Foto: Rotterdam Tourism
En Rotterdam no falta la diversión | Foto: Rotterdam Tourism

Rotterdam es inagotable, una ciudad en expansión y acogedora, a pesar de todo. El shopping tampoco se ha descuidado en esta ciudad, que cuenta con una calle en su centro atestada de comercios muy variopintos, desde las típicas tiendas de souvenirs, para el turista tipo, hasta otras más sofisticadas dedicadas a la moda. No obstante hay que tener en cuenta que el horario de apertura de los comercios es hasta las 6 de la tarde, de lunes a sábado, excepto los viernes, cuyo horario se amplía hasta las 9 de la noche. Por su lado, los domingos encontraremos las tiendas abiertas desde las 12 hasta las 5 de la tarde y sólo en el centro de Rotterdam. La calle Hoogstraat, muy cerca de las “Casas Cubo” puede ser un buen lugar para empezar nuestras compras.

Información interesante

Rotterdam, al igual que otras ciudades, cuenta con una tarjeta turística (Rotterdam Welcome Card) que puede obtenerse en hoteles y oficinas turísticas de la ciudad. Con ella obtendremos descuentos en museos o el transporte público, entre muchos otros lugares.

La bicicleta, medio de transporte preferido en ciudades y pueblos de los Países Bajos, tiene más preferencia que los propios peatones. Hay que tener cuidado e ir atento en nuestro camino si no queremos acabar arrollados por un ciclista.

El transporte por el río Maas se realiza a través de lanchas | Foto: Rotterdam Tourism
El transporte por el río Maas se realiza a través de lanchas | Foto: Rotterdam Tourism

Los coches no dudan en pararse ante los peatones, incluso aunque el semáforo por el que vayamos a cruzar no funcione.

Antes de 2012, el consumo de mariguana estaba legalizado en toda Holanda, así como su tenencia. Ahora, esta posibilidad sólo se contempla para los propios nacionales del país, pero no para los viajeros que vienen de fuera.

Un gramo de mariguana puede costar en un coffee shop en torno a los 12 euros, dependiendo de su tipo y procedencia.

Coffee shops, un negocio más

Hasta 2012, el consumo y la tenencia de cannabis (o mariguana) en Holanda estaba permitido a los turistas en pequeñas cantidades, pero la Unión Europea presionó para que esta permisividad se endureciese. Como resultado, el Gobierno holandés prohibió la venta de mariguana a extranjeros y sólo los residentes en Holanda pueden adquirir en un coffee shop esta droga blanda.

Al calor de la permisividad con estas drogas, en las ciudades holandesas se crearon los coffee shops: cafeterías en las que además de tomarse un té, un café o un refresco, uno puede fumarse un porro. En Holanda, debido en buena parte a su credo protestante, son bastante pragmáticos y realistas: saben que luchar contra las drogas en muchos casos supone un gasto de recursos que se pueden dedicar a otras cosas. Por eso, la política del Gobierno con las drogas blandas, como el cannabis, ha sido tolerante y, además, le ha permitido recaudar impuestos por las actividades asociadas con el mismo. Esto no quiere decir que Holanda sea el paraíso de la droga ni que otras sustancias más fuertes como la cocaína o la heroína estén permitidas en el país europeo. De hecho, el consumo y tenencia de estas últimas drogas es un delito penado con multa y cárcel.

El 'Rotterdam', barco hotel en la bahía de la ciudad | Foto: David Fernández
El ‘Rotterdam’, barco hotel en la bahía de la ciudad | Foto: David Fernández

Desde la modificación legal, sólo los residentes en Holanda (aquellos ciudadanos que viven en un municipio y están empadronados en el mismo) pueden comprar mariguana en un coffee shop, siempre que sean mayores de 18 años y con un límite máximo de 5 gramos por cada compra. Pero claro, hecha la ley, hecha la trampa. ¿Quién impide que un residente compre cannabis para después dárselo a un turista que se lo haya encargado? Como contrapartida a esta permisividad, en los coffee shops no se puede vender alcohol ni se pueden promocionar las drogas.

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