Oktoberfest: cerveza para celebrar

La Oktoberfest es la fiesta de octubre, la fiesta de la cerveza, una de las mayores celebraciones populares del mundo que tiene lugar en Munich. Te contamos algunas curiosidades del evento y su historia.
Camarera Oktoberfest - foto de ONT Alemania
Camarera Oktoberfest – foto de ONT Alemania

Conocida como la fiesta popular más grande del mundo, la Oktoberfest es la celebración de octubre, la fiesta de la cerveza. Y es uno de los acontecimientos históricos y culturales más apasionantes de todo el planeta. Pero, ¿sabéis cuál fue su origen? Las fechas de celebración de la Oktoberfest se sitúa entre septiembre y octubre, en la ciudad alemana de Munich, y tuvo su origen en  una boda.

Parece que en 1810 se celebraron las nupcias del príncipe Luís I de Baviera con la primera Teresa de Sajonia-Altenburgo y, como buena boda noble, se extendió durante varios días, es decir, del 12 al 17 de octubre y, en esa ocasión, los invitados fueron los propios ciudadanos de Munich. La fiesta tuvo lugar en el Theresienwiese, conocido popularmente como Wiesn, que era un descampado que había junto a la muralla de la ciudad.

La Oktoberfest tuvo tantísimo éxito, y fue tan increíblemente divertida, que al año siguiente pensaron en repetir la jugada, convirtiéndola en un festival anual de cerveza y poco a poco se convirtió en una de las tradiciones más atractivas de Alemania. En 1910 se tuvo lugar el centenario y se dice que se sirvieron más de 120.000 litros de cerveza.

Desde 1872, el Oktoberfest se ha adelantado un poco para aprovechar los últimos días de sol en septiembre. En principio, la fiesta original se celebra en Munich, pero el efecto contagio hace que otras muchas ciudades, incluso de otros países, también lo celebren, aunque probablemente a menor escala.

Cervezas potentes

Ahora vamos a investigar algunas curiosidades para conocer mejor esta fiesta. Por ejemplo, hay que saber que sólo se pueden servir cervezas elaboradas en Munich y que tengan un mínimo de 6% y hasta un 12,1% de alcohol… nada de cervezas light o sin alcohol. Es decir, sólo se sirven las cervezas elaboradas por un puñado de cervecerías de la ciudad y que tienen una solera considerable, así se garantiza que la calidad será óptima y el sabor magnífico. Y el resultado suele ser épico. Estas son las conocidas como “Oktoberfest  Beers”, es decir, las cervezas registradas como marka por el club cervecero de Munich (Augustiner-Bräu, Hacker-Pschorr-Bräu, Löwenbräu, Paulaner-Bräu, Spatenbräu y Staaliches Hofbräu-Munchen).

Es imprescindible saber que nadie puede beber una gota de cerveza hasta que el alcalde no inaugura oficialmente el festejo al grito de “O´zapft is!” (“Ya está abierto”). Después él mismo ofrece la primera jarra al presidente del Estado de Baviera, costumbre que data de 1950 y después… comienza la juerga. Otra curiosidad es que en 200 años, la celebración se ha cancelado solamente 24 veces: por la guerra y por las epidemias de cólera.

Sin duda, el trabajo más agotador de toda la feria es el de tirador de cerveza. Imaginad los 120.000 litros del primer centenario, algo así como 1.500 bañeras llenas de cerveza. Eso por no hablar de las míticas camareras que llevan hasta 8 jarras de litro, ¡en cada mano!

¿En qué consiste el ritual?

Hay tres partes fundamentales. La llegada a los Wiesnwirte rememora el momento en que los primeros Wirten (los dueños de las cervecerías) se reunieron en este descampado con los feriantes para inaugurar la fiesta. Esto ocurrió en 1887. Hoy en día son el alcalde de Munich, un representante del Münchner Kindl (la figurita del escudo oficial), que encabezan el desfile, y son seguidos una fila de caballos y carruajes ostentosamente decorados en los que llegan los Wirten y los feriantes, cargados con los barriles de cerveza, y las bandas de música que tocarán en las carpas. Y el desfile avanza desde el centro de la ciudad hasta el descampado.

Después viene la apertura del barril. Una vez que ha llegado todo el desfile al Theresienwiese, el alcalde espera a las 12 en punto para abrir el primer barril de cerveza en la carpa Schottenhammel. En ese momento tiene lugar el famoso grito de “O´zapft is!”, justo después se disparan salvas de cañón desde las escaleras de la estatua que representa Baviera y es la señal para empezar a servir cerveza (para que nadie diga que no se ha enterado). Como nota simpática, se hacen apuestas para ver cuántos golpes necesita el alcalde para abrir ese primer barril.

Y por último, el desfile de trajes tradicionales. Desde 1835, en que por primera vez y en honor a las bodas de plata del rey Luís I de Baviera se celebró un desfile, se ha convertido en una tradición. En 1895 participaron 1.400 personas en 150 grupos diferentes. En 1950 se instauró oficialmente como parte de la Oktoberfest y es uno de los mayores desfiles del mundo. La gente se viste con el traje típico de fiesta y desfilan desde el palacio Maximilianeum hasta el descampado de las carpas, es decir, 7 kilómetros para ganarse las cervezas.

Una última nota: si en este momento no estamos en disposición de hacer el viaje hasta Munich y celebrar esta maravillosa fiesta, hay dos opciones, comprar las cervezas y organizar una improvisada Oktoberfest casera o bien buscar un sitio que lo celebre cerca de nuestra casa. En España, por ejemplo, se celebra en Zaragoza desde 1994, también en Valencia, en Mallorca, Alicante y Madrid, son las ciudades donde la fiesta está arraigando con más fuerza. Ya sabéis, lo importante es celebrar y disfrutar… así que sed responsables.

CÓMO IR

Por aire, que es siempre lo más cómodo, teniendo en cuenta que el aeropuerto de Munich tiene vuelos directos a Madrid y a Barcelona y muchas otras ciudades de Europa y América. El aeródromo está a 28 km al noreste del centro de Munich. Y conecta con el centro de la ciudad gracias a dos líneas de tren que pasan cada 10 minutos. Muy fácil y muy cómodo.

También se puede llegar por tierra, usando el tren, cosa que también es recomendable y cómoda, sobre todo si vienes de un país vecino.  Muchas posibilidades y muy buenas ofertas. Todos llegan a la estación principal que es Hauptbahnhof.

Por último, se puede llegar por carretera. Hay dos rutas directas: la primera desde Passau, por la A92, llegando a la ciudad por el noreste; y la segunda desde Lindau, por la A96. No hace falta decir que las carreteras y autopistas en Alemania son una gozada y, además, en éstas últimas, no hay límite de velocidad.

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