Que las Islas Maldivas son un paraíso soñado por todos para descansar y disfrutar de paisajes idílicos no es nada nuevo. Lo que sí es novedoso, aunque no lo vemos porque está sumergido, es su fondo marino. Si eres buceador, es un destino obligado que hay que experimentar por lo menos una vez.
Los 26 atolones de arena finísima al borde del increíble Océano Indico encierran tesoros alucinantes para el buceador. Es el lugar donde viven en plena naturaleza gran parte de los animales marinos más grandes que se pueden encontrar. Es un lugar donde sentirse dentro de un acuario es posible. La calidez de las aguas (29º en diciembre) permite inmersiones largas y placenteras donde se puede ver mucha vida.
Lugares donde bucear en Maldivas
Fue especial la inmersión en Mahi Rock, lugar donde hay que amarrarse al fondo a 15 metros de profundidad con gancho de corriente y contemplar el majestuoso espectáculo de una decena de mantas limpiándose aprovechando la corriente y danzando encima de nuestras cabezas.
En Kondooma Thila, al Sur de Male (la capital), asistimos a otra escena: de nuevo atados con el gancho de corriente y situados al borde de un arrecife, a unos 25 metros de profundidad, observamos absortos un desfile de tiburones de arrecife o de punta blanca que pasean delante de los buceadores para su deleite. Es un animal perfecto, elegante y tranquilo.
En Alimatha House Reef (Vaavu) nos esperaba otra experiencia que no olvidaremos nunca: la primera inmersión nocturna enfrente de un resort donde acuden tiburones nodriza y mantas en busca de comida. Si a esto le sumamos el cebo que llevan los guías, el resultado es un auténtico espectáculo de enormes tiburones amarillos disputando la comida con mantas que llegan al olor del alimento.
El tiburón ballena es otro de los platos fuerte de este viaje. Nos esperaba en Dhihdhooo Lux Dhagurah Begu. Nos costó un poco encontrarlo pero, ¡lo conseguimos! Y no sólo nadando con él en superficie. Durante la inmersión siguiente, quiso acompañarnos buena parte del recorrido.
15 personas en un barco
Todas las fotografías las ha tomado el Club de Buceo Narval que ha organizado un inolvidable viaje de disfrute de naturaleza e inmejorable ambiente en el barco. Y no es fácil, porque convivir unas 15 personas en el limitado espacio de un barco durante una semana, en medio del Océano, es una prueba de fuego para la paciencia de cualquiera.
No quiero terminar sin mencionar cómo el paso del fenómemo El Niño ha dejado los fondos tristes, con corales muertos y un panorama bastante desolador en algunas inmersiones. Por tanto, tras esta inolvidable experiencia me permito una aportación personal dirigida a los buceadores y a las gentes dedicadas a cuidar de nosotros. Respetemos y cuidemos del mar, sus fondos y su vida. Aumentemos la conciencia sobre lo importante que es el respeto y cuidado de la fauna y la vegetación submarina. Es vital para seguir disfrutando nosotros y las generaciones futuras de las maravillas que nos ofrece con toda generosidad nuestro fascinante planeta azul.
