Consejos para viajar a Tokio

Tokio (Japón) es una de las megalópolis más interesantes, pero el choque entre la cultura oriental y occidental puede ser enmudecedor al principio. Te damos unas recomendaciones para que tu entrada en la capital nipona sea suave y aprovechable.
Tokio, de noche | Foto: Tokyo Conventions and Bureau
Tokio, de noche | Foto: Tokyo Conventions and Bureau

La ciudad de Tokyo es una de las megalópolis más apasionantes del mundo. Está rodeada de un halo misterioso, fruto de un pasado tan rico como atractivo, casi mágico y, a la vez, se encuentra inmersa en el futuro más innovador de todo el planeta. Visitar Tokyo es una experiencia tan enriquecedora y tan intensa que produce vértigo.

Para conocer Tokyo sería necesario pasar allí mucho tiempo, pero para tener una idea aproximada es suficiente con una pequeña muestra: la Torre de Tokyo (Tokyo Tower) es una auténtica maravilla inspirada en la famosa Torre Eiffel, un poco más alta, pintada de rojo y blanco y pensada para ser aprovechada al máximo. Cuenta con un observatorio en la parte superior, una planta de juegos recreativos, otra planta comercial y una última con restaurantes. La parte más alta está destinada a las telecomunicaciones y acceder a ella resulta toda una experiencia.

Por otro lado, el Palacio del emperador y los Jardines imperiales son de una belleza exquisita. Visitar el palacio es bastante difícil ya que en su interior vive el emperador, pero los jardines que lo rodean son de libre acceso y están trabajados y cuidados hasta el extremo. Asimismo, los edificios del parlamento también son muy representativos de la arquitectura nipona, equilibrados y llamativos, como el del reloj que preside el barrio de Shinyuku y que recuerda indefectiblemente al Empire State Building. Precisamente el barrio de Shinyuku es uno de los más importantes de la ciudad, lleno de tiendas y restaurantes, bullicioso y divertido, es prácticamente el centro de Tokyo. Sin desmerecer el barrio de Ginza, que constituye la típica estampa que adorna las postales y portadas de las revistas cuando en Occidente hablamos de Japón: enormes carteles luminosos, alta tecnología, restaurantes por doquier, gente y más gente…


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En otro orden de cosas, y si se desea conocer otro aspecto del país, es muy recomendable visitar los templos budistas de toda la ciudad. Templos pequeños y grandes, pintados de colores vivos, resaltando siempre el color rojo y decorados con campanas y cintas al aire, con varitas de incienso y pequeños adornillos de lo más peculiar. A la entrada de los templos hay una gran campana que se toca en las ceremonias más importantes y después una especie de chiringuito humeante, en el que se acumulan las varas de incienso que enciende cada visitante (la gente se echa el humo sobre la cabeza con la intención de atraer la buena suerte y la inteligencia para sí). En los templos también encontramos una fuente con un cazo para purificarse con el agua antes de entrar al mismo. La purificación consiste en derramar el agua con el cazo sobre una mano y después sobre la otra. Una vez realizados estos rituales, uno se acerca al templo y se descalza para entrar en su interior. No es conveniente entrar si hay una celebración y hay que guardar un completo silencio una vez dentro. También es recomendable arrojar monedas a un cajón con rejas de madera a modo de limosna.

Claro que también se pueden realizar excursiones de una duración un poco mayor. Se puede visitar el famoso volcán Fujiyama o la montaña Takao, a los que se puede llegar en tren, autobús o coche. El trayecto no es demasiado largo ni pesado y la excursión vale la pena puesto que ambas montañas son dignas de ser conquistadas. Un poco más lejos se encuentran las ciudades de Nikko, famosa por su caída de agua y por los monos en libertad que rondan por todas partes… aquellos monos que fundamentan la filosofía de “ver, oír y callar”. Y la ciudad de Hakonne, cuna de las famosísimas geishas y samurais que tanto ha retratado el cine americano. Todo ello para sumergirse en la tradición y las costumbres japonesas más ancestrales. Pero también se puede disfrutar de un día de nostalgia en Disney Land o en Disney See. Dos parques de atracciones a menos de dos horas de la capital y que ostentan el título de ser los más visitados de todo el mundo.

La comida japonesa

RAMEN: fideos de arroz que crecen al contacto con el agua. Pueden comerse al estilo chino o al estilo japonés (pero entonces se llaman Soba) y también los hay instantáneos a los que sólo hace falta añadir agua caliente.

DSODSAN: empanadillas de masa blanca, fritas en agua hirviendo con sake.

SUSHI: pescado crudo, cortado en pequeñas láminas. Es común el bonito, el salmón, el mero, los langostinos, el pulpo y las huevas de estos peces.

WASABI: especie de rábano muy picante que crece en los márgenes de los ríos de aguas muy limpias. Es de color verde claro y sirve para eliminar los posibles microbios que aún pueda haber en la comida. Su aroma recuerda el amoniaco y al sabor hay que acostumbrarse por lo que se consume en cantidades mínimas y sólo se utiliza como condimento.

SAKE: bebida alcohólica fuerte elaborada a base de arroz. Puede consumirse caliente o frío. En Japón es corriente tomarlo como digestivo (a modo de orujo) o como bebida a combinar con un refresco, como en España se hace con el ron.

TE VERDE: Té elaborado a partir de hojas verdes, muy depurativo y una de las bebidas más corrientes en el país. Se toma frío o caliente, pero siempre sin azúcar.

DORAYAKI: es un postre que consiste en rellenar 2 tortitas esponjosas con un dulce de judías.

YAKITORI: especie de pinchos de carne de ternera o pollo con una salsa de soja.

TEMPURA: verduras (zanahoria, cebolla, pimiento, judías verdes, berenjena y calabaza principalmente) y pescado rebozadas en un preparado de soja.

NORIMAKI: pequeños rollitos de arroz rodeados por algas y rellenos de verdura. Si se rellenan de pescado se llaman sushimaki.

NEGUITORO: pescado crudo preparado con algas deshidratadas, sobre una montaña de arroz blanco. No obstante, en Japón es muy fácil encontrar todo tipo de franquicias y restaurantes de comida rápida a la que los europeos estamos más acostumbrados: Mc Donalds, Burger King, Mister Donuts, Dunkin Donuts, Pizza Hut, Starbucks, etc.

Moneda, palillos, costumbres…

Yenes. Es la moneda oficial de Japón, no se admite ningún otro tipo de divisa en los comercios. Se pueden cambiar en el aeropuerto o en los bancos del país. Su valor no es fijo, pero siempre es inferior al euro, sin embargo el precio de las cosas es mucho mayor que en España. Todo es muy caro.Y es posible sacar dinero (directamente en yenes) de algunos cajeros automáticos, pero no de todos.

El IVA se cobra aparte, es decir, se suma al precio inicial del producto y esel 5% de ese precio. Pero ello no está especificado en ningún sitio, es algo comúnmente conocido por todos.

Los palillos para comer. En todas partes de utilizan dos palillos a modo de cubiertos. Ambos se sujetan con la misma mano y lo educado es no cogerlos desde muy abajo. Lo cierto es que en algunos restaurantes es posible conseguir cubiertos occidentales, pero es poco común. Y en ningún caso se debe comer con las manos.

Descalzarse. Es obligatorio descalzarse en las casas privadas y en todos aquellos lugares públicos en que haya una tarima de madera o mimbre (tatami). La forma de diferenciar esto es observar en la entrada un buen número de sandalias iguales, puesto que cuando uno se descalza y guarda sus zapatos en el compartimento destinado para ello, puede utilizar esas sandalias para moverse por el recinto.

Sentarse a la mesa. En algunos lugares se encuentran mesas y sillas al estilo occidental, pero lo más común son las mesas a sólo un palmo del suelo y con cojines para sentarse. Los hombres se sientan con las piernas entrecruzadas (“como los indios”) y las mujeres de rodillas y sobre los talones. Son posturas cómodas, pero las piernas se duermen a los pocos minutos…. para esto no tenemos solución.

El saludo. Normalmente es suficiente con una inclinación de la parte superior del cuerpo, en ocasiones se puede llegar a dar la mano, pero en ningún caso se deben dar besos ni abrazos a las personas.El contacto físico es muy restringido ya que los japoneses necesitan mucho espacio vital.

La vía pública. La limpieza y cuidado de la vía pública es muy estricta. Las papeleras están situadas todas juntas en determinados y pocos lugares y se dividen en función del reciclaje, por lo que es obligatorio “acertar” con el lugar en el que se debe depositar cada deshecho. Si no hay una papelera a la vista, no hay más remedio que esperar hasta encontrarla o arriesgarse a pagar una buena multa.

El coche. En la isla se conduce por la izquierda, al igual que en Inglaterra. Ello supone una serie de cambios por lo que alquilar un coche es un poco complicado, pero además es extensible a otros ámbitos, por ejemplo… las escaleras automáticas: uno se sitúa a la izquierda y si quiere subir andando tendrá que hacerlo por la derecha.

Los horarios. Amanece muy temprano (entre las 4 y 4:30 de la mañana) y oscurece entre las 4 y las 5 de la tarde. Por ello los horarios son muy variables, algunos comercios abren sus puertas muy pronto y cierran muy tarde (en torno a las 22:00 h), otros directamente se mantienen abiertos las 24 horas del día. Es extraño ver comercios cerrados. Las comidas se hacen mucho más temprano que en nuestro país y, en general, a las 22:00 h. la gente ya tiene comportamientos de madrugada.

Comprar comida. Para comprar productos frescos, como fruta o verdura, lo ideal es hacerlo por la noche, puesto que son considerados de lujo y su precio se va reduciendo conforme avanza el día, aunque no su calidad.

El idioma. Se habla japonés, por supuesto, sin embargo la escritura/lectura constituye un grave problema para el turista, puesto que utilizan tres alfabetos más el nuestro occidental. Con nuestro alfabeto escriben palabras de otros idiomas, pero también pueden transcribirlas con el alfabeto katakana, mientras que las palabras japonesas las escriben con los alfabetos giragana y kanji. Katakana y giragana son silabarios, al modo de la taquigrafía (pitman) y el alfabeto kanji consiste en una sola letra que representa la palabra completa, es un ideograma al modo chino. El problema más grave lo representa la total mezcla de los cuatro abecedarios. La buena noticia es que la mayoría de los jóvenes japoneses hablan inglés, aunque no ocurre lo mismo con los más mayores.

El baño. Los baños en Japón pueden ser de dos tipos: el occidental (el nuestro) con algunas modificaciones y multitud de botones cuya utilidad, en la mayoría de los casos, está por descubrir (calentar la parte en la que uno se sienta, echar un chorro de agua hacia arriba, vibrar, etc) y el mecanismo para tirar de la cadena, que presenta dos posibilidades (como en los baños europeos más modernos): una es para poca agua (hacia delante, sucosi) y otra para mucha (hacia atrás, dai), pero como está escrito en japonés resulta difícil la primera vez. Y el otro tipo es una especie de agujero alargado del que sobresale una parte delantera (parecido a los baños turcos) y que está a ras del suelo. Para utilizar este baño hay que arrodillarse o ponerse en cuclillas y aunque parece imposible, luego no resulta tan complicado.

Los baños públicos. Son lo mejor de la cultura nipona. Son recintos en los que se puede uno bañar, relajar y refrescar en condiciones casi de lujo, por un precio muy reducido. Consiste en tres partes fundamentales, que luego pueden variar en función del baño: la sauna (húmeda y seca), las piscinas (de agua caliente y fría y con diferentes temperaturas y esencias cada una) y la zona de los tocadores, en los que hay duchas personales y espejos para cada persona, ahí se puede uno enjabonar y aclarar durante todo el tiempo que desee, mientras que en las piscinas no está permitido verter jabón ni ningún otro producto, incluso es obligatorio, si se tiene el pelo largo, llevarlo recogido para no ensuciar el agua. También se puede optar a masajes y otro tipo de tratamientos de belleza. Es algo que no figura en las guías pero que desde 80días, recomendamos, casi más que las visitas turísticas.

Los restaurantes de sushi. Son una variedad de restaurante en la que los platos de comida circulan en movimiento frente a la mesa. Uno debe coger el plato que desee comer cuando pase frente a él, teniendo en cuenta que a la hora de pagar, se cobrarán en función del color del plato que se ha cogido. Es decir, cada variedad, en función de su precio, se coloca en un plato de diferente color.

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