Olivier Le Carrer ha logrado en Atlas de los lugares malditos (Editorial Geoplaneta, 2015) una obra ilustrada con más de 60 mapas históricos en los que se recogen los lugares más inquietantes del planeta, desde el Parque Natural de Kasanka en Zambia hasta el faro de los desaparecidos de Eilean Mor, en las islas Flannan, pasando por el archiconocido Triángulo de las Bermudas o el siniestro bosque de los suicidas de Aokigahara, en Japón. Historias morbosas, tan fascinantes como aterradoras. Algunos los hemos reflejado en nuestro reportaje sobre los 12 lugares prohibidos en el mundo.
En el libro se recorren todos los continentes al hilo de tipos de maldiciones: los fenómenos sobrenaturales o paranormales capaces de desencadenar catástrofes en cualquier sitio, por ejemplo la diabólica casa de Amitiville. El segundo tipo son los lugares malditos por razones perfectamente normales y naturales, como un clima endiablado, plagas de insectos o volcanes inestables, que hacen imposible la vida apacible en las poblaciones cercanas.
Y el último caso son los lugares inhabitables por culpa del ser humano (contaminación, criminalidad, guerra, etcétera). El ejemplo más claro es Pripyat, la ciudad contaminada por radiación nuclear en Chernobyl (Ucrania). En alguna ocasión se combina más de un tipo de maldición y entonces el lugar se convierte en algo insoportablemente terrible.
El libro engloba todo tipo de maldiciones, desde la mitología antigua hasta los fantasmas góticos, pasando por criaturas imaginarias, ajustes de cuentas históricos o peligros reales en la actualidad. Además aporta los relatos, las descripciones y muchas anécdotas que lo hacen aún más interesante, aunque también es cierto que hay que advertir que el libro es fuerte y que se lee con cierta angustia, quizá porque su calidad es fabulosa y porque está muy bien confeccionado. Si lo que buscas son sensaciones fuertes, este libro puede ser tu mejor compañero de viaje.
